febrero 16, 2016

# Relato realista

El sobre cerrado

Estaba harta de él, de sus continuos viajes de negocios, de las horas perdidas intentando siempre rellenarlas de visitas a sus amigas, de tertulias en aquel salón de invierno de Madame Couvertine, de los paseos interminables por los parques y las avenidas al anochecer, cuando no sabía qué camino tomar en su vida. No había tenido hijos en su matrimonio con Maurice y llevaban juntos más de doce años, un tiempo suficiente como para ser consciente de su fracaso, de la profunda oquedad tan angustiosa que retorcía sus vísceras, estrangulándole las ganas de vivir.
La familia política era otro obstáculo más, que durante su noviazgo nunca la había aceptado como miembro, no la admitieron en su opulento reducto atrincherado, no era de su clase, tan solo era una vulgar mujerzuela de la calle de la que su único vástago tuvo el error de enamorarse, hecho que no le perdonaron y menos aún cuando ella perdió el bebé que ambos esperaban con ilusión, quedándose estéril después de una grave intervención quirúrgica, en aquel parto prematuro.
Tampoco contaba con el soporte de sus padres, que la había desterrado, como consecuencia de aquel aciago día en que descubrieron sus amoríos con Antoine, un joven jornalero que vivía en un humilde barracón con su madre viuda y el ganado. 

El rumbo que había tomado su vida anterior, la llevó por numerosos antros de prostitución y trata de blancas. Siempre ostentó una belleza natural, que la hacía irresistible a la mirada lasciva de los hombres, a quienes sabía complacer y nunca tuvo escrúpulos para perderse en sus extravíos amorosos. Era astuta como una zorra y ágil como una gacela, de manera que había sabido salir adelante entre tanta clientela, que solo la buscaba para disfrutar de su cuerpo, aunque en algunas ocasiones había estado a punto de morir degollada a manos de ciertos individuos sexualmente perturbados.

Hasta que un buen día, aquel joven desgarbado con elegante smoking, se quedó hechizado nada más cruzar su mirada con la de ella, anhelándola más que a nadie en el mundo y ella sin pestañear, le clavó sus profundos ojos negros, haciéndole sentir una fuerte descarga eléctrica por todo su cuerpo.
Cafetería Du Tertre, cuadro pintado por Ernest Descals
Tardaron muy poco en irse a vivir juntos tras su matrimonio y de esta manera es como llegó aquel día, cuando Antoine la acompañó hasta una cafetería próxima a la estación central de trenes de Lausanne:

-Es lo más duro y difícil que me ha tocado vivir, pero estoy decidido a hacerlo- le espetó a la cara su marido sin andarse con rodeos.

-¿Qué quieres decir con esto, Antoine?...¡No me digas que me has traído hasta aquí para armar una nueva escena de celos!

-No, en absoluto. Géraldine, te dejo libre, me largo, he decidido romper nuestra relación y esto es solo una despedida. Cuando me vaya abres el sobre que ahora deposito en esta mesa y no intentes saber más de mi.

Ella lo miró atónita incapaz de levantarse o de gesticular palabra, viéndolo desaparecer entre la gente, colocándose su sombrero y sin girarse, atravesar la puerta del local.

Permaneció meditativa unos momentos, tras aquel rápido adiós de su interlocutor, observando aquel sobre cerrado encima de la mesa de aquella cafetería, en una zona céntrica de la ciudad.

Consultó su reloj, aún era temprano. Sorbió un poco de aquel amargo café expreso que estaba demasiado caliente aún, deleitándose en esa sensación le gustaba e intentó calmar sus nervios con un cigarrillo, luego, decidida abrió aquel sobre, que decía así:

"No perdiste el bebé, aquello fue una sucia estrategia que me busqué para ser el centro de tu atención, para que nada ni nadie te apartara de mi. Logré convenir con tu ginecólogo y el personal que te atendió en el parto, una suma importante de dinero para que ellos se encargasen de todo y nunca lo supieras. Ya sé que no esperabas esto de mi, pero jamás supiste el amor que llegué a sentir por ti, capaz de hacer lo imposible para que me amases, capaz de convertirme en un ser perverso."

Angustia, manos, cuadro pintado por Marila Tarabay
Un llanto imparable turbó su mirada,  la gente que había allí la observaba descaradamente, entonces ella se levantó y gritó despavorida mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas:

-¡LADRÓN, ME HAS ROBADO MI VIDAAAA, MI AMORRRR, MI HIJOOOOOO!- con los brazos en alto en actitud impotente y moralmente destrozada.

Estrella Amaranto © Todos los derechos reservados

15 comentarios:

  1. Un relato que guarda un engaño y un drama para esa mujer. Un abrazo y gracias por compartir mis relatos.

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    1. Más o menos lo has resumido muy bien.
      Gracias Marian por animarte a comentar y ya intentaré compartir estas publicaciones tuyas pendientes.
      ¡Buenas noches!

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  2. Hola Estrella!!!!! Me ha encantado porque me imaginaba que el sobre tenía dinero pero ha sido un final sorprendente y eso me encanta.
    Un besito y feliz noche.

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    1. ¡Es cierto, cabía esa posibilidad! pero como ya lo has podido comprobar, no era eso lo que tenía el sobre, sino una fatídica sorpresa.
      Me ha hecho mucha ilusión volver a verte comentando, Marigem, de modo que gracias.
      Un besito y ¡buenas tardes!

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  3. A veces el amor mal entendido puede llevar a una persona a cometer atrocidades. Lo peor de este caso es que después de todo decide abandonarla y dejarla a solas con la hiriente verdad. Espero que supiera y pudiera rehacer su vida después de tanto sufrimiento...

    Un relato triste pero sorprendente. Como dice Marigem nadie hubiese adivinado el final. Muy bueno!!

    Un besito y feliz tarde.

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    1. El amor posesivo o mal entendido, porque no se quiere entender por esa otra parte de la pareja, trae funestas consecuencias, como bien me comentas, Julia. También coincido contigo que encima de haberla engañado, la dejó abandonada a su suerte, con la verdad para "digerirla" a solas... ¡No pudo ser más egoísta y sinvergüenza!

      Me alegra mucho que también te haya sorprendido el final. Gracias por darte otra vuelta por aquí.

      Un besito y ¡feliz tarde!

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  4. ¡Impresionante! Este relato es digno de los mejores escritores que haya leído a lo largo de mi vida. He de felicitarte hoy: Magistral.
    Muchos besos Estrella, me has dejado muda.

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    1. Ya me sacaste los colores ...ja,ja,ja,ja Bueno, en serio, Macarena eso es porque me ves con buenos ojos, aunque también te confieso que no valgo para recibir halagos, prefiero seguir sintiéndome un aprendiz de las letras, ya que para mi es tan apasionante escribir que si no tuviera que comer o dormir, me podría pasar la vida jugando con las palabras, es algo que lo vengo haciendo desde niña y sin querer cuando comento, no puedo contenerme y hacerlo breve...ja,ja,ja ¡Eso luego ya sé que me roba tiempo, pero ya ves que loca estoy!
      Por mi parte ¡misión cumplida! si te ha resultado tan bueno mi relato, porque al final conseguí trasmitirte en letras lo que no está escrito en ningún sitio, pero si en mi espíritu.
      Muchos besos igualmente y que pases una estupenda noche!!

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  5. Me encantan los relatos de putas. Aunque en este tuyo también hay un gran hijo de su madre. Le deseo lo peor.
    Un abrazote.

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    1. ja,ja,ja,ja,ja... Si, en este "sobre", quiero decir en este relato, hay un gran hijo de p..a ¡por supuesto!
      Lo escribí, Sue, porque desgraciadamente en esta vida abundan estos sinvergüenzas y aunque afortunadamente no me ha tocado vivir una experiencia similar, lo he hecho para denunciar y hacer conscientes a otras personas de estas graves consecuencias.
      Un abrazote grande y me alegro mucho de volver a verte en mi blog.

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  6. Aterrizo ahora mismo aquí, Estrella, y con tu permiso, por un lado me quedo en tu casa y, por otro, me quedo maravillada de lo bien que escribes.
    Hay verdades que no deberían jamás salir a la luz si causan un daño como el que grita Géraldine; esas verdades son peores que puñales y el fin último de las mismas nunca lo he logrado comprender.
    ¡Que me ha encantado, vamos! ;-)
    Un beso y feliz día, Estrella

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    1. ¡Qué gusto me da saludarte por primera vez! Llevo poco tiempo metida de lleno en lo literario, algo que dejé apartado un tiempo y ahora lo he vuelto a retomar, porque estoy maravillada de lo activo que está últimamente este mundillo sobretodo en Internet. Me he fijado en tu blog que también conoces a gente de ese mundo literario donde en mis anteriores incursiones y trabajos creativos anduve algo relacionada, pero lo cierto es que lo dejé de lado porque me abrumaban los oropeles y agasajos que se dan con frecuencia en ese ambiente demasiado elitista para mi gusto, por eso prefiero el anonimato y seguir aprendiendo discretamente a pulir mejor el estilo, con lo cual ya te he explicado el motivo de que tenga experiencia y oficio en el arte de escribir.

      Ese fin de hacer sufrir a los demás y que resulta muchas veces incomprensible, suele derivarse de alteraciones psicológicas en el individuo o "enfermo" que a su vez proceden de una educación familiar o educativa castrante o tóxica y que en la etapa adulta, al haberse grabado en el inconsciente dichos traumas, surgen este tipo de individuos (de ambos sexos, porque también se dan casos de mujeres posesivas y celosas capaces de hacer sufrir igualmente a sus respectivas parejas). De todas maneras es mi modesto punto de vista.

      Muchas gracias, Chelo, por visitarme.
      Un beso y ¡feliz jueves!

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  7. La vida, en general, de las mujeres que se deciden a incorporarse a ese mundo de la prostitución o bien lo hacen por obtener dinero fácil y rápido, o porque las relaciones íntimas que hayan tenido con ciertos individuos sin escrúpulos, las han "enganchado" a seguir dependiendo de ellos, sin importarle si venden o no su cuerpo, o también puede perfectamente darse el caso de haber sido engañadas e introducidas involuntariamente a través de redes de prostitución o trata de blancas, con lo cual en este último caso es bien fácil adivinar que el ser meros objetos de placer en manos de ese tipo de mafias, no les puede aportar más que experiencias amargas.
    En el primer caso de obtener dinero fácil y rápido, quizás hasta que no llega ese cliente con ganas de hacer de ella una auténtica esclava, pero no de común acuerdo, sino que dicho cliente la toma y la hace mil perrerías... porque no todos los clientes son trigo limpio, Julio David, de manera que imagínate cuando una de esas chicas tiene que aguantar, para no perder los ingresos de ese cliente caprichoso y por supuesto no quedarse en la calle... En general ese mundo de la prostitución se vende muy bien en las películas o en las novelas, pero en la vida real es bastante jo..do (no quiero escribir tacos). Por otro lado, en el supuesto de que la prostituta soporte lo que quieran sus clientes, luego llegará el día en que perderá la tersura de su piel, la agilidad en sus movimientos y su belleza de juventud también mermará bastante, aunque se haga cirugía estética, si es que tiene dinero para ello y no sé cuantos arreglos más... pero quiera o no quiera tendrá que dejar el puesto a otras más jóvenes y esto también es otro handicap más en su vida, total que a la vejez se encuentra sola, sin dinero y seguramente enferma o deprimida.... Como te puedes imaginar ese mundo de la prostitución femenina es como los fuegos artificiales, mucho espectáculo y luego ya no queda nada, solo desperdicios...
    Espero que no haberte aburrido con mis disquisiciones.
    Muchas gracias por tu opinión sobre el resultado de este relato.
    Me gusta que me hagas preguntas, de manera que cuando puedas pásate de nuevo.
    ¡Nos vemos en otro momento y que disfrutes del fin de semana!

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  8. ¡Ay, la vida de las mujeres a menudo guardan algunos secretos desgarradores! Muy bien logrado tu relato, Estrella. Manejas muy bien la trama, los giros dramáticos y los diálogos. Una buena historia de una intensa narradora ;)!

    Un beso!

    Fer

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    1. ¡Qué estupenda crítica tan detallada me has hecho! amiga María Fer y cuánto me alegro que te haya gustado esta historia.
      Muchos besos y ¡feliz fin de semana! ;-)

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Mil gracias, queridos amigos y lectores de mi blog, por hacer un pequeño descanso y apreciar la lectura de mis textos.
Os quedo eternamente agradecida e intentaré devolveros la huella.
Estrella Amaranto.