Concurso de microrrelatos de El Círculo de Escritores "MICROLOVE III"
No fue necesaria la llave, aquella mañana de domingo la puerta cedió con un fuerte chirrido al hacer fuerza con mi hombro. Aquello me animó a traspasar el umbral del desván, que en otra época, según me había contado mi abuelo "el pintor", había sido su lugar habitual de trabajo, pero que nunca quiso permitir, a nadie más que a sus hijos, visitarlo, desde que su mujer decidió separarse definitivamente de su lado e irse a vivir a otra ciudad, muy lejos de aquella donde había nacido y donde también había mantenido una buena relación junto a su marido.
La estancia estaba medio en penumbra, lo que me obligó a subir las persianas y tirar con fuerza de la manilla de las ventanas que permanecían atascadas por el paso del tiempo sin abrirse. El sol inundó toda la estancia lo que me permitió contemplar varios caballetes desvencijados manchados de pintura, así como en las paredes amontonados y cubiertos de sábanas enmohecidas montones de bastidores y lienzos sueltos. Me dí cuenta que en las paredes colgaban algunos cuadros de estilo abstracto y surrealista, hasta que mi mirada se quedó inmóvil en uno que estaba detrás de unas estanterías, apartado del resto. A duras penas conseguí sacarlo de donde estaba, luego lo coloqué en el suelo apoyado contra uno de los caballetes y después le dí la vuelta para extraer un folio amarillento y arrugado que permanecía sujeto al bastidor. Al instante me sobrecogió la curiosidad por lo que no dudé en leerlo, se trataba de un poema dedicado a mi abuelo por una supuesta amante o amiga:
Te escribo para reinventarte,
para recorrer una a una
las huellas que dejaste en mi cintura,
o el diligente deseo
que de noche naufraga
al encuentro perfecto
de caricias simétricas.
En esas noches sin fin y desveladas,
recorto tu silueta enajenada,
bordeando el paisaje del recuerdo,
como una escultora en ciernes
moldea lentamente con sus manos
la arcilla de nuestros deseos cómplices,
o el barro en el que nos proyectamos.
Sabiendo que el cariño permanece
grabado con caricias en la piel,
borraré mis lágrimas de antaño
que mancharon mis cuartillas de papel
cuando escribía tu nombre
en las esquinas dobladas del ayer.
Porque quise amar de otra manera,
porque amar fue la razón de mi quimera,
porque emprendí mil viajes que debí retrasar,
porque complejo es el amor que no sabe esperar,
porque contigo el amor no fue pesar.
Estrella Amaranto © Todos los derechos reservados