Pages

enero 29, 2020

La magia de la naturaleza

Fotomontaje de Estrella Amaranto
¡Hola a todos!
En esta ocasión os presento un nuevo relato donde el título tiene mucho que ver con el mensaje y parte de la historia, en la que hay algo de distorsión de la realidad o de estilo surrealista, dentro de la realidad en la que transcurren los hechos.
Con el propósito de que os resulte una lectura fluida e interesante en todo momento, no me ha quedado otra solución que además de la parte descriptiva haya osado incluir  diálogos con verbos discendi y no discendi, que por la dificultad que supone escribir correctamente los incisos, pues ya me diréis si he cometido o no algún fallo.
Sé que a simple vista también os pueda parecer algo extenso, pero estoy convencida de que si os lo hubiese sintetizado o escrito en dos partes, perdería completamente su encanto y fácil lectura. Otra solución es que cuando dispongáis de tiempo suficiente lo leáis tranquilamente para su mejor aprovechamiento y comprensión.
¡Ojalá su creatividad os sorprenda gratamente!
Muchas gracias por vuestros amables, además de valorados comentarios y observaciones.

Entró en su despacho, vio los documentos que estaban sobre la mesa, pero desvió la vista y antes de sentarse prefirió mirar el cielo desde el amplio ventanal que cubría una sección de la pared chapada en madera de roble, en aquel impresionante espacio donde la luz natural entraba a borbotones expandiéndose por todas partes.
El móvil de la oficina sonaba con insistencia; le buscaban de todos lados para requerir su ayuda. Dejó que continuase llamando hasta que lo descolgó por fin sin disculparse por la demora. Saludando con descortesía, gruñó un par de órdenes, aguijoneando a su interlocutor y colgó inclemente.
—¡No hay manera de encargarles nada! —rugió encolerizado frunciendo el ceño y apretando los puños con fuerza.
Anabela entró en el despacho, situado en la trigésima segunda planta de un imponente rascacielos en la zona empresarial de una importante metrópoli. Allí estaba situada la sede de la compañía que él dirigía.
—Don Gregorio ¿ya ha firmado los contratos que le dejé encima de su escritorio? —indagó la mujer con voz apenas audible.
—¡Ah! Los papeles de los arrendamientos de los terrenos rurales —se percató mientras sujetaba nerviosamente entre sus dedos el bolígrafo, para estampar su firma en cada documento y se los devolvió—. ¡Aquí los tiene! Envíe una copia a Dionisio Blanes lo antes posible.
Doblando el cuello y agachando la cabeza, Anabela salió sin emitir palabra alguna. El tal Dionisio no era más que un perro guardián, ex jefe de la policía nacional expulsado del cuerpo por ilícitos negocios y el mejor espécimen para amenazar a los agricultores y obligarles a vender sus tierras o cultivar aquello que el dueño les ordenase.
Gregorio Malpaseda creyó que ya le había llegado el momento de terminar la jornada, por lo que como era su costumbre salió sin despedirse de nadie. Se montó en el ascensor para los directivos y apretó el botón del garaje.
En el camino de vuelta a casa, los transeúntes parecían distraídos sin apreciar el valor del tiempo. Con las nuevas cosechas que pensaba implantar en los terrenos de su propiedad aumentaría el riego al doble, con lo que el consumo del suministro del agua sería mucho mayor y los accionistas estarían más satisfechos. Naturalmente, su jefe también lo estaría.
Sus depósitos de valores aumentarían vertiginosamente y podría adquirir el jet privado y el personal de vuelo necesario.
Al llegar a su domicilio, estacionó en el camino de gravilla blanca junto al jardín de su parcela. Descendió del auto y tropezó con el jardinero, que ya se marchaba.
—Oiga —le abordó. He terminado de podar los rosales, los hibiscos y los claveles y he trasplantado las begonias que estaban al otro lado del jardín. Es el lugar perfecto para que reciban más horas de luz solar y se protejan del viento.
—Sí.  De acuerdo, usted es el experto. —Sentenció Malpaseda, elevando una esquina de la boca y la otra formando una medio sonrisa, apretando los labios—. ¡Vaya tocapelotas! —masculló luego, cuando se cercioró de que no le oía. Sin embargo, el jardinero le había escuchado el insulto.
—La naturaleza es sabia. No hay que enfrentarse a ella —farfulló el afable individuo.
Entonces abriendo la mano, dejó escapar al aire una minúscula semilla que la brisa empujó a través del hueco de una ventana, quedando enganchada en el gabán que dejó sobre el alféizar.
Pasó el resto del día con su esposa e hija, cenando con ellas y acostando después a la pequeña. Leyendo los correos y mensajes del móvil; conversando unos minutos con su mujer hasta que se fueron a dormir. Hacía años que ya habían perdido su interés por el sexo, de manera que enseguida cayeron en brazos de Morfeo.

A la mañana siguiente Gregorio llegó el primero a la oficina. Solo tres o cuatro empleados se hallaban en sus puestos y le saludaron afablemente. Él girando para otro lado la cabeza los ignoró por completo y se metió en su despacho.
Se dirigió al perchero para colgar su gabán, acomodándose en su escritorio, desplazando el sillón hasta quedar centrado y luego revisó el móvil, realizando algunas llamadas rutinarias. Entre ellas, a su hombre de confianza, Dionisio Blanes.
—¡Procura que las tierras queden hoy repobladas y listas para la siembra! —ordenó, mientras una diminuta espora se escapaba del paño azul oscuro de su gabán.
—¡Perooo... dame tiempo! ¡Aún no he reunido a todos!. —Se excusaba tratando de mitigar la tensión con su interlocutor y pensando en las consecuencias si no le complacía.
—¡No me cuentes chorradas! —vociferó Malpaseda —. Ya sabes de otras veces lo que debes hacer. ¡Nada de contemplaciones! —exigió, con una inflexión en el timbre de voz. Lo cual provocó, que saliera de la manga del gabán un diminuto tallo verde con algunas hojitas.
—¿Me vas a contar que no puedes desafiar a unos simples campesinos? ¡Venga tío! ¿para qué te pago? ¡Cada día que pasa me estás haciendo perder dinero! ¿Todavía no te has dado cuenta? ¡Espabílate, mamarracho! —rugía Gregorio, importándole un bledo el aprieto de Dionisio, quien continuaba sudando la gota gorda sin hallar solución.
Aquel diminuto brote que comenzó asomando en la manga del gabán ya alcanzaba el suelo y se había ramificado en poco tiempo.
—Me da igual tu método para cumplir mis órdenes, pero te aviso ¡debes hacerlo pronto! —Procura que mañana entren las máquinas a despejar el terreno y quitar las malas hierbas.
Junto a las ruedas del sillón, las ramitas se había enrollado creando una maraña de hilos y hojas que se habían originado a través del paño azul del gabán. Aquel extraño vegetal no paraba de crecer y las ramas se volvían cada vez más gruesas trepando hacia el asiento. Increíblemente la velocidad de crecimiento era alucinante. Malpaseda en su ofuscación por coaccionar al excomisario permanecía ausente de semejante prodigio. En tanto él chillaba y amenazaba a su perro guardián, la planta embrujada, que surgió de tan diminuta semilla, lanzada al aire por el jardinero, y que había ido a parar a su abrigo, ahora ya cubría el respaldo del sillón. Al darse cuenta de su presencia era muy tarde. Sus piernas se veían atadas por aquellos tallos, que no paraban de aferrarse con más fuerza a su cuerpo. No pasó mucho tiempo cuando ya era preso y ramaje seguía subiendo por la espalda.
—¡Socorrooo! ¡Que alguien me ayude! ¡Diablos, todavía no ha llegado Anabela! —atisbó a decir en el instante de que la planta le aprisionaba el brazo que trató de estirar para tocar el timbre de alarma que tenía instalado debajo de la mesa. Tampoco le valió intentarlo con el otro, su ramaje también lo sujetaba implacable.
Anheló gritar y empezó a desgañitarse, pero cuando abrió la boca, otra planta se hundió en ella y la tapó con sus hojas hasta que su voz se apagó, ahogada en el silencio. El pánico se apoderaba de aquel miserable, sus ojos abiertos, igual que sus labios, mostraban el terror que se adueñaba de su espíritu. Las robustas ramas le comprimían el cuello casi estrangulándolo. Sus frondas ya le envolvían el rostro, tan solo una pequeña porción de su cabellera despuntaba en lo alto. Todo el sillón se había atestado de extraño verdor. Gregorio Malpaseda estaba completamente inmovilizado y tenía dificultad para respirar, no oía ni veía nada, tampoco podía hablar.
Preso de la desesperación realizó un ímprobo esfuerzo logrando magullar con un dedo una de las ramas de la planta, lo que suscitó que la fuerza que atenazaba su mano se volviera aún más consistente, lo que aumentó su desasosiego.
Ensalivando la boca para expulsar las hojas que la embozaban y con un ímpetu sobrehumano sopló, consiguió desprenderse del ramaje que le rodeaba. Gritó con todas sus fuerzas hasta que su esposa le preguntó: «¿Qué te sucede? ¿Has tenido una pesadilla?». Él se quedó mudo. No acababa de salir del sueño y le costaba pasar de aquel estado de modorra, al de vigilia. Lentamente tomaba conciencia de que muy probablemente las sábanas se le habían enrollado al cuerpo y era esto lo que le impedía moverse y respirar.
—Tranquila florecita, no me pasa nada. Sigue durmiendo, todavía es temprano —balbuceó tratando de sosegarla.
Ella le obedeció, aunque sorprendida. ¿Florecita? Hacía tanto que su marido se había olvidado de llamarla así, que fuera lo que fuera el motivo de la pesadilla, a ella le empezó a gustar. Estirando los brazos se giró para el otro lado y volvió a dormirse.
Al amanecer ya estaba levantado, pero antes de ducharse, vestirse y tomar el desayuno, rodeó a su mujer en sus brazos y le dio un cariñoso beso en la frente. Ella, medio dormida, le sonrió sin emitir palabra. No le importó preparar él solo el café y las tostadas, se sentía tan distinto al Gregorio que conocía, que después de tantos años atragantándose por las prisas, ahora, de manera diferente, saboreaba cada sorbo de aquella amarronada bebida.
Al salir al jardín encontró al jardinero, inmerso en sus tareas cotidianas. Sonriendo le dio los buenos días y se dispuso a subirse al coche. El hombrecillo se giró desde el seto para contestarle.
—No se preocupe Don Gregorio, cuidaré de su jardín. Sin duda, le veo diferente a otros días y me parece magnífico —pensando que hasta ese momento nunca le prestó la más mínima atención. —Tampoco se había inmutado, lo que le hizo recordar sus palabras del día anterior cuando ambos se tropezaron:
«La naturaleza es sabia. No hay que enfrentarse a ella».

Estrella Amaranto © Todos los derechos reservados

34 comentarios:

  1. ¡Hola!
    Me ha encantado el relato, de principio a fin. Me gusta porque en lugar de poner un final trágico y vengativo has dado la oportunidad de redimirse y replantear su forma de vida al protagonista.
    Me gusta también ese jardinero, esa persona que a veces la gente no ve y que es el artífice del gran cambio, bueno, él y una espora.
    Y me ha enternecido que llame a su mjer florecita porque yo, que soy una moñas, llamo a si a mis hijos veinteañeros.
    Enhorabuena por el relato, no sé si tendrás o no fallos en los verbos discendi y no discendi(cuando yo corregía mi novela con ese tema lo pasé mal, es lioso y complicado) pero a mí me parece un relato impecable. Y has hecho bien en no dividirlo ni sintetizarlo, yo he dedicado tiempo y lo he disfrutado, es lo mejor.
    Enhorabuena y feliz día.

    ResponderEliminar
  2. Me ha encantado el relato, tanto en poesía como en prosa tienen una impronta especial todo lo que escribes.

    Una gran sensibilidad que siempre impresiona y acoge.

    Besos.

    ResponderEliminar
  3. He leído tu relato con muchísimo interés, y a medida que iba avanzando en su lectura me iba imaginando a todos los "Gregorios Malpaseda", que he tenido la suerte o desgracia de cruzarme en el camino, y cuántas veces he pensado que deberían tener un escarmiento serio, que no se puede ir por la vida atropellando a la gente y con esa actitud tan desagradable con todo el mundo. Menos mal que el final es feliz y se le da la oportunidad al protagonista que cambiar y ser alguien más agradable y mejor persona. ¡Ojalá todos los Gregorios Malpaseda que hay en el mundo cambiaran de la misma manera! Se notaría una gran mejoría en nuestras vidas. Un relato estupendo, Estrella.
    Besos.

    ResponderEliminar
  4. Mi querida Estrella, empezaré con esa genial y certera frase. "La naturaleza es sabia. No hay que enfrentarse a ella" y desde luego queda muy bien reflejado en este magnífico relato. Quizá en la vida real no se dé un caso tan singular como el de esta historia pero sí es cierto que hay hechos que nos ocurren que nos hacen replantear nuestra conducta y comportamiento, tanto a nivel familiar como laboral o cualquier otro. Ir por la vida pisoteando a los demás y menospreciándolos no es sano, ni bueno ni puede traer buenas consecuencias. En este caso ha sido gracias al jardinero con su semillita mágica quien ha le ha hecho ver lo importante y el valor que tiene la vida y todo lo que le rodea, el sueño, o mejor dicho la pesadilla le ha mostrado lo vulnerable que puede ser y lo solo que está frente a la muerte. Creo que ha sido el hecho de ver la muerte tan de cerca lo que le ha despertado a una nueva posibilidad y nueva actitud para con los demás. Me ha encantado ese final tan optimista y esperanzador, ojalá los seres humanos funcionáramos de otra forma en la que no tuviéramos que pasar por situaciones tan duras para cambiar nuestra actitud y comportamiento.
    Te felicito una vez más por tu buen y bien saber hacer mi querida y entrañable amiga.
    Te dejo un abrazo inmenso con todo mi cariño y admiración y ese cargamento de besos bien repleto de besos cósmicos desde todos los puntos de mi universo.

    ResponderEliminar
  5. Un cuento precioso, Estrella. Muy buena historia con ese toquecillo surrealista que engancha desde el principio y un final amable muy adecuado al tono del relato. Me ha gustado muchísimo. Felicidades.

    ResponderEliminar
  6. A great lesson from a dream :)
    Very impressive. I like the detail about the plants, where they from and grow, then cling anywhere, so imaginative.
    Thanks for a nice story. Have a wonderful day, Estrella!

    ResponderEliminar
  7. Magnifico relato Estrella, de principio a fin. Una pesadilla que hizo cambiar de actitud a este hombre, que como el hay muchos por el mundo y el cambio fue para bien de quienes lo conocían, principalmente su esposa. Un placer leerte amiga. Saludos.

    ResponderEliminar
  8. Aquí estoy, mi querida Estrella. Lo he leído con detenimiento, Disfrutado mucho porque me has transmitido todas las emociones con mucha maestría, la que tú tienes.
    Es mágico y me ha embrujado de buena manera.
    Te felicito por tan bonito conjunto. La música es un placer para los sentidos.

    Mil besitos con cariño y feliz día ❤️

    ResponderEliminar
  9. Un relato muy actual. hay que dejarse llevar por la naturaleza y no tratar de doblegarla porque ella, al final, siempre gana. Aunque seamos tan prepotentes de pensar que estamos acabando con ella, en realidad lo único que hacemos es obligarla a terminar con nosotros.
    La planta de la espora a Gregorio le ha venido de maravilla, aunque fuera en sueños. Y eso que no sé yo lo que va a salir de su gabán a lo largo del día.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  10. Muy buen relato como todos los que leemos. Tienes una forma de escribir tan poética que me recreo en tus escritos. La soberbia de este hombre se ha amansado al encontrarse con esa espora que a pasar de ser un sueno lo ha dulcificado. Incluso ha tratado muy suave llamándola florecita. Es una buena lección para una persona con esa actitud, Un abrazo.

    ResponderEliminar
  11. Me ha encantado, Estrella, y pese a que, con tu advertencia inicial, pensaba que me enfrentaría a un texto complicado, me ha resultado de muy fácil y ágil lectura.
    ¡Ay! ¡Qué bueno si estas cosas sucedieran en la realidad! Aunque yo creo que sería mejor incluso, si se pudieran atragantar durmiendo. No obstante, un cambio a bien, ya es algo.
    Un besazo, amiga.

    ResponderEliminar
  12. Me ha gustado mucho tu relato. Por un momento lamenté que sólo hubiera sido un sueño, aunque es un final mucho mejor el que has ideado. Supongo que nunca es tarde para cambiar el rumbo y el ritmo de nuestra vida.

    Besos, Estrella

    ResponderEliminar
  13. ¡Hola Estrella! Un relato muy bonito, con un buen final. Nunca es tarde para cambiar y darnos cuenta de lo que tenemos a nuestro alrededor, que muchas veces pasa desapercibido porque damos por hecho que es normal.
    Un abrazo y feliz fin de semana.

    ResponderEliminar
  14. Me gustan los cuentos con final feliz, sobre todo los que el villano acaba rectificando su mal proceder. Bien podría ser ese Malpaseda un señor Scrooge, del Cuento de Navidad, pero en lugar de unos fantasmas es una pesadilla lo que le convierte en un personaje permisivo y clemente, je,je.
    A veces los tiranos en el trabajo son cariñosos y amables en casa, como los miembros de las SS o de la Gestapo. En fin, bien está lo que bien acaba. Me ha encantado esta historia de fantasía.
    No soy muy entendido en agricultura, así que discúlpame si meto la pata, pero cuando Malpaseda le dice a Dionisio: "Procura que las tierras queden hoy repobladas y listas para la siembra", ¿no sería mejor decir desbrozadas en lugar de repobladas?
    Un abrazo, Estrella.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mil gracias amigo Josep, por tu observación, pero lo que intentaba decir es que esas tierras fueran de nuevo cultivadas por nuevos agricultores, de ahí lo de "repobladas". También es cierto que puede llamar a equívoco dentro de ese contexto agrario y que supongo es lo que te ha hecho mencionármelo.
      Un fuerte abrazo.

      Eliminar
  15. Que buena lección recibió. Claro que la naturaleza es sabia.
    Me ha encantado Estrella.
    Buen fin de semana.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  16. Me gusta mucho. Ójala la naturaleza se vengara de los que destruyen el planeta.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  17. Hola Amaranto, he leído que no te importa que podamos poner ciertas observaciones, la verdad que ayuda mucho tener un lector cero para nuestros trabajo, ahora dispongo de tiempo y lo voy a leer detenidamente y destriparlo como hacía antiguamente en varios portales literarios y foros, la verdad que se aprende mucho.

    así como ya tengo tu permiso, dejo un primer apunte nada más leer el inicio del relato, como bien sabes, el inicio de la historia debe ser potente, que sorprenda, que enganche, al menos engatusar al lector, pero mínimo que lea la primera frase limpia, es decir una prosa limpia, pongo la primera frase:

    "Los documentos estaban sobre su mesa del despecho"

    Aquí, desde mi punto de vista falla en esa pequeña cacofonía
    "del de..."

    Mejor cambiarlo, así la prosa queda más limpia
    a no ser que sea imposible hacerlo, en poesía también
    pasa, pero ya sabes que en poesía tenemos más juego
    más libertad y podemos romper incluso normas.

    Si hacemos un pequeño cambio, la frase quedaría así:

    "Los documentos estaban en la mesa de su despacho"

    Si te fijas bien, la frase queda algo más limpia
    y el lector lo agradece.

    Lo dejo aquí de momento, seguiré leyendo
    espero que sirva de algo

    Un beso Amaranto.

    ResponderEliminar
  18. Hola de nuevo Amaranto
    creí que podía pegar el relato en mi word
    y ahí hacer los apunte necesarios
    es más fácil para mi, además estoy con escayola
    y me cuesta teclear, perdona si no se entiende lo que escribo.

    Dices en el relato que él desvío la mirada hacia el ventanal
    no lo termino de ver, es decir, como lector no sitúo la escena.
    Desde mi punto de vista, mejor sería que el entra en su despecho
    ve los documentos pero pasa, desvía la mirada o se sienta primero
    ve los documentos pero prefiere mirar el ventanal primero y también
    le daría más sentido y fuerza que no cogiera el móvil.

    Bueno, es lo que puedo decir de momento, me cuesta por culpa
    de la lesión que tengo, si eres tan amable me lo puedes mandar a mi correo
    y así puedo trabajar en el relato mejor, trilcedos@hotmail.com

    Mil gracias y perdona.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenos días Javier, te agradezco muchísimo tus indicaciones y como puedes comprobar ya he terminado de corregir esa parte que me comentas, por lo que te quedo muy agradecida.
      En cuanto a escribirte pues la verdad que voy siempre muy apurada de tiempo, pero cuando pueda, no te puedo asegurar cuando, quizás aproveche algún rato en las próximas vacaciones.
      Ya sabes que tengo otros dos blogs y no puedo ni siquiera actualizarlos como me gustaría. En fin, espero que me disculpes.
      Tienes mi total confianza para comentarme cuando ya te quiten la escayola. De todas formas con anotarme los errores que encuentres más importantes, ya es suficiente, no me gusta dar trabajo extra a nadie.

      Las gracias son para ti, todas y un besote enorme.

      Eliminar
  19. Me gusta tu historia, a veces tenemos señales que pasamos desapercibidas, tu protagonista tuvo un sueño que se ve prestó atención. Sí, la naturaleza es mágica.
    SAludos.

    ResponderEliminar
  20. Qué bonito Estrella y me alegra que el protagonista haya cambiado su actitud. Ojalá muchos más lo hicieran. Es evidente que no podemos seguir maltratando a la naturaleza y no pensar en sus consecuencias.
    Hace unos días en mi tierra hemos sufrido un terrible temporal, con unos efectos devastadores y en los que parecía que la naturaleza se vengaba de tanta desidia. Explicaban que el mar ha devuelto envases de plástico de hace más de 30 años que seguían intactos. Espero que todo esto nos haga reflexionar y que se empiecen a tomar medidas que nos ayuden a cuidar la naturaleza y a agradecer todo lo que ella nos da. Sí, la naturaleza es mágica.
    Relatos como el tuyo son muy necesarios para concienciarnos.
    Un beso enorme

    ResponderEliminar
  21. Se ve estupendo todo! 👌👌👌 Espero tu opinión en mi reciente entrada! Feliz noche! 💓💓💓

    ResponderEliminar
  22. Hola Estrella,... esta semana he estado un poco liado y se me pasó esta entrada. Antes de nada decirte que este relato con moraleja final te ha quedado estupendo. Su estructura es dinámica y la historia fluye de un modo muy natural. Como observación te diré que el término espora chirría un poco. Se que necesitabas un propágulo lo suficientemente liviano para que volase hasta el abrigo,... pero es que las esporas en plantas superiores sólo se encuentran en briófitos y helechos,... y aunque existen más de 12.000 especies de helechos, la estructura de esta planta no se adapta bien a tu relato. Existen semillas de pequeño tamaño dentro de las plantas superiores que podrían valer para tu propósito.
    Saludos,

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenos días Toño, comprendo perfectamente tu falta de tiempo y no sabes lo que te agradezco tu estupenda observación, cierto todo lo que me comentas sobre ese término que he utilizado como argumento para desarrollar esa parte imaginativa pero tan aleccionadora para el mensaje de este relato. De manera que he modificado "espora" por "semilla" sin especificar el nombre concreto para que no dispersar la atención del lector respecto al mensaje.
      ¡Feliz primer domingo de febrero!

      Eliminar
    2. Desde el punto de vista botánico es más correcto,... y al poner "minúscula semilla" creo que consigues también tu objetivo. Enhorabuena de nuevo por la entrada!

      Eliminar
  23. Que buena historia Estrella.Existen personas así, tan malas que de solo verlas dan dolor de cabeza. El malhumorado recibió una sorpresa en su sueño. Esperemos le dure.

    mariarosa

    ResponderEliminar
  24. Me gustó tu relato. Un mensaje en él que, como todo buen mensaje, amerita repetirse todo lo posible.

    ResponderEliminar
  25. Un cuento precioso y muy significativo, Estrella. Como ya sabes, me encatan este tipo de relatos, esos donde lo onírico (nunca mejor dicho en este) se entremezcla con lo real, en una maraňa de emociones donde sumergirse y dejarse llevar junto al protagonista de tu cuento, en este caso. Además, a todo esto hay que añadir el plus de tus imágenes poéticas y tu denso y variado vocavulario.
    Los diálogos me han gustado mucho, se reconoce la voz de cada personaje, y los discendi que apuntas al principio muy bien usados. En los diálogos esos discendi tienen un valor inmenso; aportan personalidad al personaje, describen sus gestos, los situa en la posición que se precise e incluso (entre muchísimas más cosas) dan pistas de lo que puede rodear o hacer... Sí que es verdad que alguna vez has trabado alguna puntuación de los guiones de diálogo:
    Los incisos siempre entre guiones y sin espacio entre ellos y el punto va después. Por ejemplo en "—¡Ah! Los papeles de los arrendamientos de los terrenos rurales —se percató mientras sujetaba nerviosamente entre sus dedos el bolígrafo, para estampar su firma en cada documento y se los devolvió. —" aquí el punto iría después del guión, el cual no estaría separado de "devolvió". Aunque sé que eso lo sabes de sobra porque, incluso en este texto ya lo haces bien en otros ejemplos, así que sospecho que son errores de dedo.
    En cuanto a la trama, como te he comentado, me ha encantado. Tienes el don de contar algo y hacerlo entretenido a la par que profundo y poético, lo que hace de tus textos una lectura agradable, apacible y muy placentera.
    En resumen, me gustó un montonazo. Hasta la próxima lecura y un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No sabes, querido compañero y amigo Pepe, el peso que me quitas de encima, encontrando solo un error, que supongo que con el mareo que llevaba a la hora de intentar escribir correctamente los diálogos a base de incisos y con verbos de todo tipo, pues tuve este despiste.
      Muchísimas gracias por indicármelo para poder corregirlo como es debido.
      Por lo demás toda mi gratitud por el tiempo y atención que me dedicaste.
      Un fuerte abrazo.

      Eliminar
  26. De acuerdo a vuestros comentarios, os respondo que he preferido evitar un final trágico y tratar este tema a modo de alegoría y de esta forma recrear otro escenario más simbólico donde se muestra el castigo o advertencia para ese despiadado protagonista, con el que no habéis tenido problema de asociarlo a esas desagradables y egoístas personas que pululan a nuestro alrededor como lobos hambrientos pendientes de hincarle el diente a sus "víctimas" y que de alguna manera habría que hacerles conscientes de su desconsiderada actitud hacia los demás.
    La enseñanza de este mensaje la he llevado al terreno de la sabiduría de la naturaleza personificada en esa sencilla y minúscula semilla, capaz de desarrollarse hasta llegar a ser una planta hercúlea, que deja fuera de juego al infame protagonista, mostrándole su insignificancia ante ese gran poder.
    Me alegro de que hayáis valorado mi esfuerzo por mezclar realidad con fantasía y que en todo momento os haya atrapado la lectura.
    Agradezco sobremanera vuestras amables y constructivas sugerencias, así como cualquier observación de léxico, a mis queridos amigos y compañeros: Josep Mª, Javier, Toño y Pepe.

    Muchas gracias, en general, a todos los que os nombro a continuación por vuestros amables comentarios y bienvenidos a los nuevos:

    MARIGEM - AMAPOLA AZZUL - RITA - MARINA - MARTA NAVARRO - EVI ERLINDA - SANDRA FIGUEROA - AURORATRIS - ROSA BERROS CANURIA - MAMEN PIRIZ GARCÍA - EL MUNDO CON ELLA - ALÍS - LEBASI LEBAM - JOSEP Mª PANADÉS - LAURA M. - ROCÍO TIZÓN - A. JAVIER - MANUELA FERNÁNDEZ - CONXITA C. - CAROLINA G. TICALA - VICKY CAHYAGI - EL BAILE DEL NORTE - MARIAROSA - ALEXANDER STRAUFFON - R'S RUE Y PEPE

    Un cariñoso abrazo a cada uno y mis mejores deseos para que disfrutéis de un feliz fin de semana.

    ResponderEliminar
  27. Se me había pasado este escrito. Decirte que me ha encantado.
    "La naturaleza es sabia, No hay que enfrentarse a ella". ¡Qué gran verdad! Es una lección a nuestro protagonista, además, en el sentido humano. Forzar todo y a todos a su alrededor para conseguir lo único que le importa... más dinero.

    Parece que ese sueño le hizo reflexionar sobre su forma de vivir y de tratar a la gente. Parece que por fin entendió que el orden de prioridades pasa en primer lugar por cuidar su propia naturaleza humana, su comportamiento y generosidad para con los demás.

    Lo has escrito genial. Veo que te han aportado alguna pequeña corrección que lo mejora. Estupendo.
    Felicidades, Estrella.

    ResponderEliminar

Mil gracias, queridos amigos y lectores de mi blog, por hacer un pequeño descanso y apreciar la lectura de mis textos.
Os quedo eternamente agradecida e intentaré devolveros la huella.
Estrella Amaranto.