La inesperada compañía - Capítulo 8
Estrella Amaranto
febrero 27, 2016
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--En el interior del vehículo conducido por Hansy Haywinfer y paralelo en el tiempo a los hechos narrados previamente en el domicilio de su esposa Muriel --
El impacto de bala de la luna trasera del vehículo la dejó resquebrajada, asi que me fue imposible ver nada por el retrovisor, lo cual me obligó a seguir fijándome en los carteles luminosos e indicadores de la ruta que había tomado.
Olga seguía llorando desesperadamente y aquella situación me empezaba a incomodar demasiado. Le advertí que se callara de una vez, porque no soportaba más seguir escuchando sus sollozos y ella pareció notar mi sobresalto, hasta el punto de sofocar sus lágrimas. Opté por continuar adelante con el propósito de encontrar un cambio de sentido, pero lo cierto era que ya habían pasado algunas horas y con toda probabilidad mi mujer se empezase a preocupar por mi inusual retraso. Tenía que pararme en la próxima gasolinera o área de servicio. No me apetecía llamarla si no estaba a solas y tanto a mi pasajera como a mi nos vendría bien tomar algo, ir al lavabo y refrescarnos con el fin de aliviabamos la tensión y el cansancio acumulado durante aquel alucinante trayecto, donde parecía que nunca íbamos a poder llegar a ninguna parte. De forma que le expliqué mi plan, al que asintió enseguida y no dejamos de estar pendientes todo el rato de las indicaciones.
La idea de llamar a la policía me rondó por la mente varios segundos antes de que pensara, que tal vez no era lo más prudente llevando un impacto de bala en el cristal trasero del vehículo y teniendo que buscarme alguna coartada a lo sumo verosimil, que lo que en realidad me ocurrió, pues indudablemente los agentes no me creyesen y además también podían interrogarme acerca de la relación con mi pasajera y tampoco me tomarían en serio si decía la verdad y no quería ni imaginarme lo que pensaría mi mujer cuando ellos le contasen lo que me había pasado. Me resultaba tan surrealista que ni yo mismo era capaz de creerme todo aquello que estaba viviendo.
Por fin divisé una señal que indicaba la proximidad de un área de servicio y giré a la derecha para tomar el desvío que llevaba a una amplia zona de aparcamiento. Cuando me aseguré de dejar bien cerrado el vehículo, bajamos casi en silencio y nos aproximamos hasta un monumental edificio, que tenía en la fachada un gran cartel anunciando que era un Motel de vacaciones, con una amplio Café Restaurante en la primera planta. También muy cerca, me fijé en una enorme gasolinera y varios inmuebles a lo lejos, que no despertaron mi curiosidad. Tomé la iniciativa rápidamente y me dirigí junto con Olga al interior. Nada más entrar quedamos en sentarnos en una mesa que había desocupada en la cafetería y mientras nos fuimos cada uno por separado a los servicios de señora y caballero.
Busqué el móvil en mi bolsillo de mi chaqueta que había metido precipitadamente nada más estacionar el vehículo, sin fijarme siquiera si estaba cargado o no, al mirarlo descubrí que tenía la batería descargada, por lo tanto debía ir a buscar el cargador al coche en cuanto saliera del aseo de caballeros. Traté de localizar con la mirada a Olga al pasar por la cafetería y comentárselo, ella me vió aproximarme y me dijo que se quedaría allí sentada mientras yo regresaba.
....... CONTINUARÁ ......
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