En cierta noche de tormenta, acudió a aquella residencia, donde Hugo le había invitado a reunirse junto con otros amigos, se trataba de pasar el rato jugando a los naipes, bebiendo como cosacos y chismorreando acerca de sus últimos flirteos amorosos.
Jerónimo llegó descompuesto por aquella atronadora tormenta que le había caído encima en mitad del camino y que además de forma desprevenida le obligó a apresurar el paso, hasta aquella casa en una zona de las afueras de la ciudad. No había querido tomar un taxi porque pensó que así podría estirar las piernas y distraerse con las vistas de las calles y gentes que se agolpaban a lo largo de los establecimientos de ocio y diversión en esas horas.
Tras dejar su abrigo empapado sobre el perchero del vestíbulo, accedió al interior del salón donde sus amigos estaban sentados alrededor de una mesa de juego sorbiendo unos vasos de whisky y con la mirada puesta en él mientras se iba aproximando.
-Siento haberme retrasado, pero en el camino me ha caído un buen aguacero que me ha calado hasta los huesos, con vuestro permiso me voy a situar junto a la chimenea para secarme la ropa.
-Por supuesto, Jero, hazlo y relájate un poco, porque te noto demasiado agitado. Si lo deseas puedes incluso tomarte un baño caliente y después vestirte con alguno de mis trajes. Quizás sea mejor que secarte en la chimenea.
-No, Julio, no es necesario, te lo agradezco, pero prefiero quedarme al lado de la chimenea.
Autor: Julieta Ferrero "Jugadores de cartas" Acuarela 35 cm x 50 cm |
El grupo de amigos continuó jugando a los naipes y de vez en cuando mirando de reojo al nuevo invitado. No cesaron de observarlo, aunque ninguno de ellos volvió a dirigirle la palabra. Él mientras tanto, los escuchada tranquilamente, sin sentir curiosidad por intervenir en aquellas historias de féminas despampanantes, que parecían hacer las delicias de sus anfitriones.
Mientras permanecía apartado mirando distraídamente la chimenea, escuchó de nuevo otra voz cercana que le estaba llamando:
-¿Jerónimo, cómo te encuentras?... ¿Te ocurre algo?... Llevas más de tres cuartos de hora ahí apartado. ¡Anda, ven con nosotros! ¡ya te habrás secado la ropa de sobra! ¿no?...
Era Hugo, quien se había levantado del sofá para llegar hasta él y animarle a reunirse con el resto. Le tiró suavemente del hombro e hizo que se desplazase un poco desconcertado hasta otro butacón.
-Siéntate- le indicó, mientras trataba de alcanzarle un ejemplar del periódico local, donde en la página central venía en grandes titulares que había sido nombrado ilustre miembro de la Orquesta Filarmónica de dicha ciudad. -Te hemos invitado para celebrarlo en privado con nosotros, ya que sabemos de tu timidez y que jamás lo harías con nadie. Queríamos darte esta sorpresa, pero ya vemos que no estás muy interesado en ello, porque sospechamos que la excusa de tu ropa húmeda te está sirviendo bastante, como de costumbre, para seguir inmerso en tu mundo. Sin embargo hoy es un día muy importante en tu vida y no vamos a consentirlo, de modo que sujeta esta copa de champán porque vamos a brindar por tu nuevo éxito.
Acto seguido, tomó la copa en sus manos y a los primeros tragos cayó al suelo desmayado. Sus amigos aprovechándose de los efectos de la droga que le habían suministrado previamente en aquel recipiente de cristal ovalado, le desnudaron completamente y le llevaron en hombros hasta el garaje, donde limpiaron todas las huellas para colocarlo después en el asiento de la furgoneta.
Aprovechando la oscuridad de la noche, pusieron rumbo hasta aquel acantilado apartado y solitario, mientras una extraña sensación de libertad blandía sobre sus cabezas. El puesto en la Orquesta Filarmónica quedaba ya libre, más... ¿quien sería la próxima víctima?...
Me ha parecido un relato que nos deja al final resuelto, lo liquidan para ocupar una plaza en la Orquesta de la filarmónica. que bieno. Un abrazo
ResponderEliminarTe contesto aquí lo de mi relato de Arrugas , claro hay que saber parar para crear ganas de leer más.
P. D.estrella, no puedo compartir mis trabajos de mi blog, estoy penalizada y hasta el día 20 no me dejan compartir, si los queréis leer tenéis que verlos en mi blog. Tengo otro entrega de Arrugas en la sabana, las carta que escribí a mi hijo para el concurso y en micro-relato. Vosotr@s si los podéis compartir y difundir. No os podré contestar, os contestaré a través de vuestros blog. Si me quieres ayudar difunde mis post. Muchas gracias
Muchas gracias por comentar también sobre esta publicación.
ResponderEliminarEn cuanto a lo que me comentas de tu penalización, te decía antes en el otro comentario del tercer capítulo de mi serie, que también he compartido esta tarde tu tercera entrada de la serie ARRUGAS EN LA SABANA, en este perfil: https://plus.google.com/u/0/103190782079524287929/posts
Seguiré pendiente de tus siguientes publicaciones para irlas compartiendo en cuanto actualice otra vez este perfil, ya que el de Consciencia y Vida/Magazine aborda otra temática distinta y allí ya dejé de compartir mis temas literarios.
Un abrazo y no te preocupes que mi ayuda la tienes.
Con amigos así, ¿quién necesita enemigos?...
ResponderEliminarMuy bueno tu relato, Estrella. La verdad es que el final me ha pillado totalmente por sorpresa y le ha dado un giro completo al argumento. Interesante, sorprendente, ameno y muy bien escrito... vamos, que me ha encantado :))
Un beso y feliz noche!!
¡Qué guay que me hagas esta buena crítica! así ya se puede escribir con tranquilidad, porque según tu opinión, Julia, reúno bastantes requisitos para convencerte.
EliminarUn beso y ¡feliz finde y día de los enamorados!
Final inesperado y de infarto ¡Madre mía!
ResponderEliminarHola Estrella, andaba yo como Jerónimo con el fuego, embobada con tu relato. Lo cierto es que describes bien qué les ocurre a las personas al sentarse ante una chimenea: el embrujo de las llamas te hace invertir mucho tiempo sin hacer nada. Es como si el mundo fuera pasando a tus espaldas sin tú ser consciente.
En este caso, mejor hubiera sido que Jerónimo se hubiera sentado a jugar a las cartas, quizá se hubiera dado cuenta a tiempo de la jugada de sus compañeros.
Eres una fenómena. Me ha gustado mucho.
Besos
Creo que tú también tienes buenas dotes para las letras, Macarena, pues me has trazado toda una estupenda línea de investigación a la hora de escribirlo. Efectivamente has descubierto el motivo de que Jerónimo se embobase, como bien dices al mirar las llamas quedándose embrujado y no pudiera darse cuenta de la "jugada o jugarreta" de sus compañeros, porque, desde luego, tenía que haberse sentado lo antes posible (no olvides que necesitó primero secarse la ropa mojada) a jugar a las cartas con ellos para salvar su vida (aunque tampoco te puedo asegurar que eso fuera suficiente, ya que puede darse el caso que por alguna distracción cayera en la trampa y lo envenenasen igualmente.
EliminarMuchas gracias y me alegro mucho de que te hayas pasado un buen rato leyéndolo.
Besos y ¡feliz finde y día de los enamorados!
Bienvenido, Julio David, me alegro de contar contigo como nuevo lector, ya iré a visitarte, ¡por supuesto!
ResponderEliminarLlevas razón en esto, de que las historias que anuncian pomposamente lo de "plan perfecto! como título, luego tienen "su trampa" o la paradoja para desarrollarse en sentido contrario, pero ¡claro! al lector hay que llamarle la atención de alguna manera y es comprensible dicha estrategia.
También es verdad que normalmente en la vida real, toda causa tiene luego su consecuencia o efecto, de modo que tarde o temprano "la mierda" aflora al exterior y todo se sabe. De modo, que quizás aflorarían grietas y estos sinvergüenzas acabarían pagándolo caro.
Si, ese cierre, es intencionadamente un guiño al lector y por supuesto, si hubiera querido continuar la historia me hubiera servido de "gancho" o de argumento.
Encantada de saludarte y espero volver a verte de nuevo.
¡Feliz finde y día de los enamorados!