Nostálgico recuerdo de una infancia
Estrella Amaranto
enero 27, 2016
26 Comments
Una fría mañana de invierno, cuando la nieve cubría toda la ciudad repleta de edificios neoclásicos, con aquellas largas avenidas por donde los transeúntes deambulaban presurosos enfundados en sus cálidas ropas de invierno, protegiéndose de la nieve con los paraguas y deteniéndose curiosos frente a los escaparates de las tiendas, una joven motivada por aquellos nostálgicos recuerdos de su infancia, llegó hasta allí, con la seguridad de que después de tanto tiempo imaginándose aquel viaje, aquel tantas veces deseado encuentro, podría devolverla al pasado... Sin embargo fue poner los pies frente a la puerta de aquella vivienda, cuando todo se desvaneció súbitamente. Estaba delante de aquel añejo edificio de cinco plantas situado en una esquina de la gran avenida, su mirada iba recorriendo de abajo hacia arriba cada una de las plantas, cada ventana, cada balcón. De pronto le vino a la memoria la imagen de la portera, que fisgoneaba a través de la cancela siempre abierta y bajaba las basuras a eso de las ocho. Y de Andrea, la dentista franca y llana del primero, que añoraba la juventud perdida y le animaba siempre a aprovechar sus años de lozanía. Y del vecino de arriba que, al perder la vista aún joven, se quitó la vida dejando tras de sí a una familia destrozada. Y de Jorge, el comisario jubilado que fue perdiendo poco a poco la razón y se pasaba las horas esperando en el portal el regreso de entre los muertos de su amada.
No solo la vivienda era otra, la avenida entera había cambiado, la tienda de modas ya no estaba, ni tampoco la ciega que vendía lotería en la esquina y que reclamaba la atención de los viandantes con un "compre, compre, siempre toca", que llegaba hasta el patio de vecinos en los tranquilos atardeceres de verano, como la tienda de chuches, que ahora era un bar y el local que alguna vez cobijó un aparcamiento de coches improvisado, se alquilaba. Ya no quedaba rastro de aquella imagen que se desarrollaba entorno a sí cuando era pequeña y que desde su inocencia infantil, se le antojaba interminable. Su madre no volvería a ponerle su abrigo para llevarla al colegio de la mano, ni escucharía de nuevo, animadamente, los pasos de su padre al llegar a casa de la dura jornada laboral, ya muy entrada la noche.
Entonces le vino a la mente aquella pregunta: ¿De qué hubiera servido entrar al inmueble, llamar a la puerta y recorrer de nuevo cada rincón de aquella casa si el mundo que le daba coherencia ya no existía?
Descendió las escaleras llevándose consigo los restos herrumbrosos de su universo roto.
¿Se te ha pasado alguna vez por la mente, la idea de volver a algún sitio importante de tu niñez?... ¿Has añorado encontrarte con algún rastro de esas sensaciones que viviste en tu infancia?... ¿Qué mensaje te ha llegado al leerlo?... ¿Te gustaría añadir algo más a este microrrelato?...