Ilustración de Jonatan Cantero (Barcelona) - Assasins |
Había una vez un reino lejano donde vivía un monarca de nombre Fladeo I, apodado "El Enclenque", debido a su delicada salud y la excesiva delgadez similar a la de un fideo, decían las "sucias lenguas" de esparto que se debía a un gen heredado de su egregio linaje, que gozó de un gran reconocimiento y poder incalculable, aunque en honor a la verdad, dicho origen estaba rodeado de posesión y venganza.
Contaban también las leyendas que Fladeo I, nunca había conocido doncella capaz de desposarle para fundar un sólido reinado, a causa de su pérfido genio y las ordinarias costumbres de las que hacía gala también en público, como eructar después de sus copiosos banquetes, pues aunque devoraba los alimentos en pocos segundos, su cuerpo no detectaba semejante cantidad de ingesta y continuaba estando delgado. También escupía todo el tiempo, lanzando a las paredes ingentes toneladas de saliva y otras sustancias más viscosas, por lo que sus ayudantes o súbditos debía taparse el rostro o esquivar hábilmente aquellos "ataques" fortuitos. Aunque llegado el caso y la necesidad, tampoco le incomodaba ventosear en público, lo que le había causado mas de una desagradable velada y ni hablar ya de los acuerdos que trataba en otras ocasiones con otros reyes o reinas que habían sido testigos de semejantes despropósitos durante su audiencia con el rey.
Más en un frío invierno, acertó a pasar por allí un anciano hechicero que vio a lo lejos aquel castillo y no dudó en ofrecer sus poderes al monarca a cambio de llevarse a la boca algunos manjares con los que aliviar su desfallecimiento, tras largas jornadas de camino en su negro rocín "Desafiante". Cuando estuvo a las puertas de la fortaleza convenció a los guardias que la custodiaban para hablar con el rey, no tuvo más que lanzar al aire unas diminutas piedras que había recogido por el camino y luego entregárselas convertidas en onzas de oro, lo que desconocían ellos es que también había pronunciado en voz baja unas extrañas palabras haciendo un determinado gesto con las manos.
"El Enclenque" pensó que si recibía al mago era una señal inequívoca de suerte, pues le podría exigir lo que quisiera y si no se lo concedía, ordenaría empalarle como solía hacer con sus condenados enemigos. Mandó a sus fieles criados que lo alojaran en la mejor alcoba y le dieran exquisitas viandas y cualquier otro capricho que solicitase también debían otorgárselo.
Augurur, que así se llamaba dicho adivino, supo enseguida las mezquinas intenciones con las que Fladeo I le había acogido tan "calurosamente" en su fortaleza, por lo que también ideó otro plan con objeto de salir ileso de semejante encerrona.
Extrajo de su vieja bolsa de piel de cabra, una varita mágica de fresno y un pequeño frasco metálico, cuyo contenido esparció por el suelo de aquella sala medio en penumbra y en escasos segundos logró que se materializase su bella y coqueta abubilla transformada en una sensual doncella envuelta en una túnica casi transparente ribeteada y cubierta de fascinantes adornos con piedras preciosas en el cuello, orejas, manos y brazos, desprendía también aromas de sándalo, rosa y jazmín, por lo que su presencia solía perturbar todos los sentidos de quien la contemplaba. Escuchó atentamente todas las órdenes que su amo, el gran Augurur, le estuvo indicando antes de bajar al salón del trono, en el cual el rey impaciente ya les esperaba.
—¡Qué ven mis ojos! —profirió exaltado Fladeo I
—Su majestad, discúlpeme que no le hablara de mi querida sobrina Bellalázuli, quien me ha acompañado en este último viaje y a quien tuve la precaución de esconder en la caballeriza mientras los guardias se distrajeron cogiendo unas pequeñas dádivas que les entregué antes de que me permitieran el acceso al palacio. Comprendo que no le guste que les haya sobornado, pero tenga presente que de no hacerlo ahora no tendría el privilegio de conocer al mejor adivino en muchas leguas, el gran Augurur y por supuesto a su bellísima sobrina que causa la admiración allá donde voy —fue comentándole en un tono pausado, servil y extremadamente amable.
—¡Está bien, Augurur, no tengo ninguna objeción al respecto! ¡Me ha resultado muy alentadora su visita y naturalmente la de su maravillosa acompañante! Celebremos como se merece este encuentro tan extraordinario, pero antes quiero pedirle algo y espero que no se niegue a concedérmelo. Debe liberarme del hechizo que sufro desde la infancia y que me mantiene en esta extrema delgadez —le fue explicando en un tono ceremonial, alzando la voz al mismo tiempo que escupía sus habituales salivazos.
—¡No se preocupe, mi Señor, para eso he venido hasta aquí! Conocía sus males y he atravesado bosques, ascendido por abruptas montañas, sorteando profundas mareas, padeciendo la inclemencia del frío invierno o la oscuridad más aterradora en las colinas de Los Endemoniados que bordean este castillo, pero heme aquí majestad, hincado de rodillas ante su venerada presencia y dispuesto a sanarlo. También tengo que advertirle que necesito la colaboración de mi sobrina para que la protección contra semejante hechizo pueda surtir efecto, confío que ponga también empeño por su parte y entre los tres podamos salvarlo. ¿Entonces está su majestad...de acuerdo? —intentó irle persuadiendo con su exquisita labia, para finalizar con aquella pregunta inevitable.
El rey accedió encantado, puesto que además también intervendría aquella dama que le había impactado con su deslumbrante prestancia y aquel rítmico balanceo de caderas al andar que le había robado la razón nada más verla asomar en aquel inmenso salón.
—¡Deben yacer juntos y mantener una íntima relación de amantes o de lo contrario no podrá recuperarse del todo, mi querida majestad! —le rogó suplicante el adivino.
Fladeo I no quiso ni consultárselo a su primer ministro, de manera que aceptó encantado su súplica y ordenó a sus sirvientes que preparasen el tálamo con sumo cuidado y rodeado de adornos, perfumes, velas, manjares, licores y ropa de cama con bordados de oro y perlas...
Cumplidas al fin dichas exigencias y habiendo dispuesto el lecho real para ambos "amantes", estos desaparecieron de la vista del mago, quien rápidamente inspeccionó el entorno y supo como llegar vestido con su capa invisible hasta la alcoba donde el rey estaba ya empezando a desnudarse. Avanzando hacia él le clavó una pequeña daga envenenada que lo dejó muerto en el acto desplomándose desnudo en el suelo, luego le ordenó con su varita mágica a Bellalázuli que se asomase al balcón transformada de nuevo en una linda abubilla y que emitiera los trinos que él mismo la había enseñado antes de llegar hasta allí, cosa que ella realizó inmediatamente. Aquel canto fue transformándose poco a poco en toda una preciosa melodía, cuyo mensaje comprendieron las aves que lo iban percibiendo en su vuelo y se fueron también sumando hasta que todo el bosque se iluminó con el sol más radiante y bello que jamás habían conocido los lugareños de aquel reino. Ocurrió entonces que los sirvientes y soldados del castillo sufrieron un repentino encantamiento por parte del anciano hechicero, que los convirtió para siempre en diminutas hormigas, lo que le sirvió para salir sin dificultad alguna del castillo.
"Desafiante" le estaba aguardando a las puertas, tras aquel poderoso silbido que lo había advertido de su presencia, ágilmente se montó de un salto en su lomo y dando brincos por las empinadas cuestas por fin llegó a las colinas de Los Endemoniados, una vez allí se bajó del rocín y ataviado con su capa invisible se aproximó hasta la caverna infernal del horripilante monstruo, quien también era víctima de otro maleficio, por el cual aquel bellísimo paraje en otro tiempo, sufría el malvado influjo de un encantamiento por los ancestros del fenecido rey Fladeo I, lo mismo que el malogrado príncipe Zafir, legítimo heredero al trono de aquellas tierras y que ahora se mostraba como una criatura espantosa e infesta a la que todos temían.
—¡Ha llegado la hora de hacer justicia y devolverte a tu original aspecto físico! —pensó en completo silencio el mago, sacando su varita mágica para realizar el conjuro capaz de restituirle su naturaleza humana. Después alzó su brazo con aquel virtuoso instrumento apuntando al cielo y pronunció una invocación en una extraña lengua, lo que ocasionó una fuerte ventisca que apagó las llamas de la caverna e hizo posible que el monstruo se desfigurase y apareciera de nuevo el príncipe Zafir, lo que le conmocionó de alegría llenándole los ojos de lágrimas.
—¡De ahora en adelante te nombraré mi consejero y primer ministro de este reino! —expresó con vehemencia y admiración el nuevo y flamante rey de Helioland, Zafir "El Magnánimo".
Estrella Amaranto © Todos los derechos reservados
Un cuento con muchos ingredientes: humor, magia, creatividad.
ResponderEliminarAugurur, quizás, no era tan altruista, ya que se aseguró el puesto más importante junto al nuevo rey.
¡Muy buen relato, Estrella!
Un gran abrazo.
Estrella Amaranto es la Sheherazade que faltó en las "1001 noches". Un cuento para el Califa!
ResponderEliminarUn relato maravilloso donde la creatividad fluye en todas sus derivaciones, perfecta conjunción de elementos, disfruto mucho con tus historias, querida.
ResponderEliminarUn beso, Estrella.
Muy original, no conocía este cuento! Me ha encantado la moraleja :)
ResponderEliminarEspero tu opinión en mi último post
Hola Estrella! Qué tal? Me ha encantado tu relato! Me ha enganchado! Menudos estrategas!! Ambos personajes no son Santos, pues el uno por el otro, interés y despotismo! Pero bueno guapa, si han conseguido su objetivo deseado..aunque sea con engaño y picardia..
ResponderEliminarFelices fiestas!!!! Te mando un fuerte abrazo!:)
Me ha gustado muchísimo, un cuento precioso. Acompañé la lectura de la musical celta que incluyes.
ResponderEliminarComparto los comentarios que han dejado los lectores.
M Victoria L.Almansa Pimentel
Buen cuento Estrella de esos que gusta contar en noches frías de invierno, de la mejor tradición cuentista mientras va cayendo esa nieve que has incorporado al blog al ritmo de la música que acompaña al relato.
ResponderEliminarIdeal el ritmo y el lenguaje que usas, rico y adecuado a la atmósfera que de "cuento".
Un abrazo y feliz semana
Excelente relato Estrella, con todos los ingredientes para mantener expectante a los lectores. Enhorabuena por tu gran ingenio y saber hacer amiga. Abrazos y besos.
ResponderEliminarHola Estrella
ResponderEliminarNo me extraña que Fladeo necesitara de hechizos y pócimas ¡Qué personaje más marrano!
Me encanta el uso que has hecho del lenguaje, adaptado a una narración del medievo.
Otro día más, mi enhorabuena.
Un beso muy grande
I enjoyed reading this story. The characters were sufficiently developed to fulfill their purposes. Human venality flowed like a river, as did saliva. The names of the participants were also clever, especially Fladeo and Zafir. They are most appropriately named. It is a pleasant tale of justice delayed but not denied. Thank you for sharing it, Estrella Amaranto.
ResponderEliminarConsigues mantenernos atentos en todo lo que nos cuentas, un cuento genial, en cuanto a léxico y acompañamiento de la música hacen un cóctel perfecto. Felicidades por tu buen hacer.
ResponderEliminarFeliz semana Estrella.
Un abrazo, maestra.
¡Hola Estrella! Maravilloso cuento, con humor escatológico incluido. Nada bueno "auguraba" Augurur de ese Fladeo... Como han comentado por aquí me ha encantado ese aura de Mil y una noches. Entretenido, gracioso y con enseñanza.
ResponderEliminar¡Un abrazo enorme!
Hola Estrella. Qué cuento tan bonito, me atrapó desde el principio, y además con esa música que nos has puesto...el dúo perfecto.
ResponderEliminarTienes mucha imaginación, eso me encanta.
Besos.
CIERTO QUE ACTIVA SEGUIR HASTA EL FINAL.
ResponderEliminarQue la bella Bellalázuli se transforme en una abubilla...Tienes una imaginación llena de matices que aciertan para que no dejemos de seguir leyendo un cuento rico en sensaciones, sabores, situaciones. Veo gran soltura y una pluma avida de recorrer distintos estilos con gran suerte de seguidores, entre los que me incluyo.
ResponderEliminarYa veo que ha llegado la blanca Navidad a tu blog...Hermosa estampa musical. Gracias por el regalo.
Un abrazo lleno de mis mejores deseos.
Lo que puede llegar a ocasionar una mujer "guapa", que hasta el mismo Fladeo I, por muy rey y desconfiado que fuese, sucumbió con pocos ruegos a sus encantos. El hechicero tenía mejor plan.
ResponderEliminarEntretenido relato, Estrella, me gustó mucho.
Un fuerte abrazo, y feliz semana.
Fantástico Estrella, incluyendo las ventosidad con gargajos que hacen sospechar desde un principio al lector y comprender más tarde que clase de personaje era ''el Enclenque''.
ResponderEliminarHumor, magia, el bien contra el mal y muchos mensajes hacen de este un excelente cuento. Eso sí, el mago tampoco se queda con las manos vacías, jeje ;)
Muchos besos!
La narrativa es tan exquisita que el tema es lo de menos. Yo disfruto el relato desde la trastienda donde el idioma en manos de una gran escritora es quien hace la verdadera magia de Augurur. Sólo una maga de las letras como Estrella Amaranto puede llevarnos por la fantasía con tanta facilidad.
ResponderEliminarMi abrazo de siempre.
Como han comentado por aquí, el mago actúa con un gran interés personal, llegando incluso a matar al rey en lugar de hacerle pasar por lo mismo que a Zafir. Con un buen vocabulario, un aura de magia, humor negro y fantasía, logras un interesante texto.
ResponderEliminarP.D: ¿Por qué convierte al personal del castillo en hormigas? A lo mejor esas personas sólo servían al anterior rey por querer conservar la vida.
Querida Estrella, me ha embelesado tu cuento. ¡Menudas argucias se gastó el mago!Pero está visto que el fin justificó los medios y que la magia siempre llega donde, a veces, hace falta por imperar otro tipo de intereses.
ResponderEliminarMe he reído con eso de que el rey no tuviera que consultar al primer ministro para estar con la abubilla transformada en una sensual doncella ;-)
¡Brillante como siempre! Un besazo casi navideño
Que personaje más asquerosito,menos mal que el mago apreció para poner un poquito de orden en el reino e impartir la justicia que hacía falta.
ResponderEliminarDesde luego tienes una imaginación desbordante amiga Estrella.
Entrañable cuento con todos los ingredientes de un clásico: un rey malvado, un mago justiciero con encantamientos por medio.
ResponderEliminarAdemás, y para poner la guinda en tan suculento pastel, la música que nos sugieres es preciosa.
Gracias, Estrella, por compartir tu buen hacer con nosotros.
Un beso.
Por algo es un cuento, de magos, villanos y victimas encantadas, la historia es original, entretenida, con suspenso e intriga, lo tiene todo Amaranto, el final como debe ser en estos casos.
ResponderEliminarSinceramente me gusto y aun mas leyéndolo y escuchando de fondo esa música Celta.
De esas historias que escuchas con los ojos y la boca abiertos, dejándote llevar por un mundo mágico pero con estratagemas muy mundanas. Tiene de todo, en realidad son varias historias que se van asomando y relacionando. Y creo que ya es época de comenzar a desear ¡Feliz Navidad!
ResponderEliminarUn relato atrapante que me hizo pensar en las 1001 noches.
ResponderEliminarUn abrazo
La creación inagotable que tienes la has puesto aquí a disposición del mago para mi delicia, con algunos personajes desopilantes y otros queribles, con una narración que me también me ha llevado a los rincones de mi niñez. Te mando un gran abrazo Estrella.
ResponderEliminarAriel
Comienza la vorágine de las fiestas navideñas y no quise dejar de pasar por tu sitio a saludarte antes de que empiecen a estallar los fuegos artificiales y a elevarse las copas para brindar. Mis mejores deseos para ti, Estrella, que pases una hermosa y ¡feliz Navidad!
EliminarUn beso.
Ariel
Hola Estrella,me habría encantado leer este cuento pero ahora mismo mi familia necesita cada segundo de un tiempo que casi apenas poseo.Pero no quería dejar de venir hasta este bello rincón para desearte una muy Feliz Navidad y un próspero Año Nuevo lleno de Amor.Miles de besos y mi agradecimiento por esas letras tuyas que mientras las leía no me acordaba de nada más que reír.
ResponderEliminarBueno,como ayer me quedé con las ganas de leer este cuento pues en cuanto he podido he vuelto,,y me alegro muchísimo de haberlo hecho porque me ha encantado sobre todo el personaje del mago,
ResponderEliminarque aunque llevaba sus miras por lo menos era educado.
Besos y muchas gracias:)
Nunca dejará de asombrarme tu enorme creatividad literaria, querida Estrella. Mis mejores deseos para ti y los tuyos en estas Fiestas.
ResponderEliminarUn beso enorme!
Fer
hermoso tu relato! por un rato volamos a esos maravillosos mundos tuyos que viven en tu cabeza, y los transformas en letras. felices fiestas y gracias por ser tu! abrazosbuhos para todos en el blog! dicha y paz.
ResponderEliminarMe ha encantado (hechizado), como al príncipe Zafir. Es que la fantasía me pierde, sobre todo cuando se mezcla con humor y mucha imaginación. Un abrazo.
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