junio 21, 2019

Los durmientes

junio 21, 2019 17 Comments
Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
(última estrofa del "Monólogo de Segismundo" de Calderón de la Barca)
Nicolás Bruno, joven fotógrafo estadounidense que retrata pesadillas
Si soñamos lo que somos ¿existimos?, o si pensamos que vivimos en un sueño y después nos despertamos, ¿existimos?
Pesada incertidumbre, cual naufragio de zozobras proyectándose en fracciones fluctuantes de nanopartículas pensantes, girando como torrenciales montículos de arena, que lentamente se difuminan y desaparecen.
Más ¿dónde y cómo encontrar respuestas?
Encerrados sin salida, vamos tejiendo ideas que nos rescaten del sueño, vamos abriendo surcos vibrando con la tierra, esperando el posible retorno, al encuentro de esperanzas por cumplir.
En el penúltimo intento clamamos justicia sin atrevernos a mirar la huella que dejamos atrás. Sin arriesgar la apuesta que nos animó a modelar nuestra existencia inexorablemente unida al pensamiento.
Hablemos entonces del presente, de lo que cambia el futuro, de lo que ya transformó el pasado, porque de nada nos sirve lamentarnos. Crucemos el puente de la duda y hallemos las respuestas para iniciar el retorno al punto de partida y comprender que el cuerpo en su viaje rindió su suerte a ladrones y mastines, a dolientes sombras reflejándose en el cristal del desengaño.

                                                                       ...........................
 ¿Estás o no de acuerdo con esas preguntas que inician esta reflexión?, ¿dónde y cómo encontrar respuestas?, ¿qué te sugirió la lectura?... Tratándose de una entrada algo distinta al resto y de carácter filosófico, espero que también os resulte atractiva. Además sois libres para comentar aquello que os apetezca sin compromiso. 

Estrella Amaranto © Todos los derechos reservados

junio 14, 2019

Cita en el ambulatorio

junio 14, 2019 34 Comments
Al subir las escaleras del ambulatorio notó un fuerte calambrazo en una pierna, que le hizo trastabillarse y rodar como un balón de playa hasta el descansillo, arrastrando en su caída a cuántos pacientes y acompañantes trataban de esquivarla a duras penas, entre aquella marabunta de gente, que a esa hora del mediodía, abarrotaban el centro hospitalario, y que con tan mala suerte tropezaron con Doña Hipólita, que así se llamaba nuestra protagonista.

La buena de Doña Hipólita tenía aprensión a los matarifes, que era lo que ella opinaba de tales profesionales de la salud, pues las experiencias acumuladas no le traían buenos recuerdos, más bien todo lo contrario, y para colmo de males, también era muy supersticiosa, con lo que dicha aparatosa caída la sobresaltó tanto, que se le pasó por la cabeza si era probable que fuera el anuncio de alguna desgracia, por lo que casi estuvo decidida a marcharse a su casa y pedir la consulta otro día que no estuviera gafado, pero después del trabajo que le supuso conseguir aquella cita, se dijo a si misma que no debía pensar en semejantes dislates y como pudo arrastró el trasero con las manos haciendo fuerza en el suelo y ladeando la cadera se giró hasta que logró ponerse de pie. A su alrededor se había agolpado un montón de curiosos, que con el móvil en mano, en lugar de ayudarla no paraban de hacerla fotos con el fin de colgarlas en las redes sociales.

—¡Anda, iros de aquí, cucarachas! ¡No os da vergüenza! —exclamaba fuera de si, dando golpes con su bolso a todos los que pillaba cerca.

Ya en la sala de espera, se acomodó en una silla con los brazos cruzados disimulando su vientre algo voluminoso, con el abrigo entreabierto rozándole el vestido a la altura de los muslos y los pies colgando. La ociosidad del momento la llevó a observar intensamente al resto de individuos que también esperaban su turno. Sus rostros le parecieron los de animales de un zoológico: la jirafa delgaducha y con el cuello tan pronunciado como si estuviera en estado de alerta permanente para que nadie se le colara, el tigre flemático con las piernas tan abiertas, que daba la impresión de estar exhibiendo el récord guiness del "tesoro platanero" que no le cabe en la entrepierna, la gacela de baja cama y alta "costura" con las uñas de garfios felinos deslizándose por la pantalla táctil a velocidad de crucero, el zorro y la zorra vigilando y sin mediar palabra, los gorriones en los cochecitos de bebé emitiendo en directo intermitentes berridos animando la mañana, las marmotas echando una cabezada, las ardillas sonriendo a pesar de la procesión que debían llevar por dentro, la mirada enigmática de los búhos, el cuchicheo de algunas ranas... Hasta que por fin escuchó su nombre y apellidos al dejar abierta la puerta el paciente que la precedía y la ansiedad la dejó la boca seca.

—Tome asiento y cuénteme qué le pasa Doña Hipólita.
—No sé que tengo, pero no me deja dormir. 
—¿Tiene dolores, mareos, falta de sueño?... La noto demasiado pálida. ¿Cómo va de apetito?... 
—Bueno, el caso es que no tengo sueño de noche y en cambio de día me caigo rendida en el sofá, con mi gata encima de mis rodillas roncando también.
—¡Claro, eso es normal! Si no duerme de noche es porque lo hace de día. Debe tratar de cambiar su horario biológico para adaptarlo a las horas de sueño.
—¡Ya quisiera yo! Pero tengo un vecino músico, que toca el trombón por las noches y luego su mujer no para de emitir gritos, susurros y gemidos. No sé si en realidad están dándose un buen homenaje o es que el "concierto" lo dan a dos manos... ¡Comprenda usted, que así no hay quien duerma!
—¡Cálmese doña Hipólita y súbase a esta báscula! La veo demasiado gruesa.
—¡Ayyy que me caigooo doctoraaa!
—¡Vaya por dios se acaba de hacer un esguince! Quédese ahí en el suelo, tal como está, que ahora la voy a poner un vendaje.

Justo en el instante de agacharse la facultativa, nota un tirón en la espalda a la altura de las vértebras lumbares, derrumbándose por el dolor. En esto que llaman a la puerta insistentemente y al abrirse aparece un hombre con bata blanca, que corre a auxiliar a ambas mujeres, quedando completamente abierta.
Los gemidos de la doctora junto a los gritos de la paciente, empiezan a llamar la atención del resto de personas de la sala espera, que poco a poco se asoman a mirar lo que ocurre. 
El espectáculo no tiene parangón, dos mujeres en el suelo y encima el hombre de bata blanca haciéndole el boca a boca, primero a una y luego a la otra, ambas con las ropas sueltas y desabrochadas, sin zapatos y los ojos saliendo por las órbitas. 

Estrella Amaranto © Todos los derechos reservados

junio 07, 2019

El secreto de Verónica (última parte)

junio 07, 2019 12 Comments
pintura de la artista rusa Anna Razumovskaya
Los fines de semana Vero y Sandra solían pasarlos con la familia de esta última, por esa razón, dejaban supuestamente cerrado el apartamento hasta su regreso, al lunes siguiente. No obstante, se empezaron a encontrar con desagradables «sorpresas» que aumentaban su desconcierto. Un día, una colilla debajo de un mueble o disimulada por la alfombra y el aparato de música encendido. Otro, un vaso usado mezclado con el resto, botellas de licores algo más vacías de lo normal. En otras ocasiones, desaparecían objetos y se notaban pequeñas variaciones en la decoración del salón. Finalmente se produjo el desbarajuste total y la evidencia de que alguien ajeno entraba furtivamente. Los indicios los hallaron cuando accedieron al cuarto principal, los libros y adornos de una de las estanterías de la pared aparecían esparcidos por el suelo de la habitación, se notaba que la habían desprendido con fuerza y para provocar cierto pánico.

Ellas en un primer momento y debido a otras prioridades que las acuciaban, no habían querido tenerlo en consideración, como para ponerse a indagar a fondo quien estaba violando de alguna forma, nada ortodoxa, su intimidad. Por otro lado, era muy probable que se tratara del conserje, ya que tenía en su poder la llave de todos y cada uno de los treinta y tantos pisos, de acuerdo con las cláusulas que figuraba en el reglamento de la comunidad vecinal, al fin y al cabo era el responsable de mantener a salvo de cualquier imprevisto todo el edificio. Quizás había subestimado la relación que mantenían al margen de lo considerado «normal», circunstancia habitual con la que solían enfrentarse a diario, por lo que se imaginaron, que podía tratarse de pura intolerancia. De modo que prefirieron no darle mucha importancia, hasta que aquella tarde soleada, cuando terminaban de regresar de viaje, se quedaron estupefactas al comprender que se trataba de algo mucho más serio. En consecuencia, tomaron cartas en el asunto y diseñaron un «plan de caza» efectivo.

Acordaron con la familia de Sandra, quedarse aquel fin de semana, aunque prefirieron no darles los motivos concretos para evitar alarmarles. Estaban convencidas de su valentía a la hora de afrontar las circunstancias y dar con esa persona concreta que las estaba acosando de aquella manera.

Como cada viernes, después de comer, bajaron al garaje para salir con el coche, sin cambiar nada de lo habitual y con la intención de no levantar sospechas se lanzaron por la carretera hasta el acceso a la autovía. Luego cambiaron de dirección en el primer desvío y regresaron nuevamente, aunque procuraron aparcar el vehículo en un parking vigilado y algo lejos de su domicilio.
Tratando de esconder sus rostros bajo la capucha del chándal y situadas detrás de los muros de otro bloque vecino con excelente visibilidad para controlar a quienes se acercaban al portal del edificio, permanecieron en actitud vigilante ayudándose de unos prismáticos que les facilitaba verlo todo más de cerca.
Pasaban las horas sin novedad digna de mención, hasta que unas siluetas a lo lejos descendiendo de un coche, despertaron los recelos en Verónica, aconsejándole a Susana se preparase para seguirlos con sumo cuidado. El enfoque preciso de los prismáticos la había puesto en alerta y su compañera le preguntaba con inquietud si era alguien conocido, pero no obtenía respuesta.

Haciéndole toda clase de signos gestuales, Vero consiguió hacerse entender por su acompañante, que respondía como podía también con mímica. Su respiración se fue alterando a medida que subían por las escaleras, pendientes siempre de no hacer ruido, ya que a aquellas horas todo permanecía en silencio. Felizmente llegaron al noveno piso. Ahí tomaron aliento y con sumo cuidado pisando casi de puntillas se tumbaron al suelo para escuchar por debajo de la puerta. Estaba claro y debían actuar cuanto antes.

Vero aprovechó que se empezaba a oír música para girar su llave dentro del bombín de la cerradura y entrar en casa.

La luz de la lámpara del salón estaba luciendo pero aunque la puerta se hallaba abierta, nadie se había percatado aún de su presencia ni tampoco de la de Sandra.

—¡Gustavo! ¿Me puedes decir el motivo por el cual has invadido mi intimidad?... ¿Qué pinta también tu hermano en todo esto?... ¡Os voy a denunciar por asalto a mi domicilio! ¡Largo de aquí y no pongáis más los pies!

—Siempre tan modosita y mira ahora dándonos voces igual que una energúmena. Parece mentira que te haya aguantado tantos años y aún siga enamorado de ti. Serénate y explícame de dónde sacaste a esta tía, porque ¿de qué coño vas ahora con ella?, ¿se te cruzaron los cables o es que sigues necesitando ayuda del psiquiatra? ... ¡Oye, tú, como quiera que te llames, no sabes con quien te la estás jugando! Vero está enferma y necesita apoyo médico para controlar sus repentinos cambios de personalidad. ¿Por qué te crees que estoy aquí con mi hermano?... Seguro que no te ha contado que estuvo ingresada en un centro de enfermos mentales al romper con su primera relación y luego conmigo volvió a recaer, viéndome obligado a hospitalizarla. Debería haber roto con ella, pero fue justo al contrario, debido a lo cual asumí las consecuencias y me retiré discretamente. Apuesto a que nunca te ha hablado de ello ¿verdad? —finalizó su discurso observándolas minuciosamente, sus rostros, sus movimientos, ¡todo!

—Vero se acomodó en uno de los sillones, mientras Sandra no dejaba de asombrarle todo cuánto estaba sucediendo sin darle crédito, hasta que el hermano de Gustavo le conminó a revisar el interior de la mochila inseparable de su pareja.

—Explícame el significado de este tubo de pastillas, Vero ¿por qué nunca me has contado nada de todo lo que te ocurría, es que no tenías confianza conmigo?... ¡No me lo puedo creer! ¡Pensé que eras sincera y me siento utilizada! —acabó exclamando entre lágrimas.

Estrella Amaranto © Todos los derechos reservados

 

junio 03, 2019

El secreto de Verónica (primera parte)

junio 03, 2019 10 Comments
Cuadro pintado por el estadounidense Kent Robert Williams
¡Hola! a todos los que amablemente me visitáis y a quienes soléis dejarme vuestras huellas, que tanto os agradezco! Os invito, en esta ocasión a conocer otra de mis nuevas historias, donde la imaginación y el gusto por la intriga, me ha obligado a extenderme más de lo normal, por lo que he preferido dividirla en dos partes, para que tranquilamente podáis leerla y deseo que os quedeis con un buen sabor de boca, para continuar leyendo su segunda y última parte que publicaré próximamente.
 
Desorientado y aturdido, todavía necesitó algunos minutos para darse cuenta de cómo su vida iba a cambiar radicalmente a partir de ese instante, donde su mente, como en un remolino se sentía atrapada. Sus pensamientos incapaces de acallarse, le atormentaban cada vez más reviviendo la situación, evocando la contundencia de cuánto le había escupido a la cara, algo que jamás pudo esperar de ella.

—Hasta aquí hemos compartido cinco años, dos de convivencia y el resto de acá para allá, ya me entiendes. ¡Cuántas veces me amenazaste con que te ibas, pero nunca lo hiciste! Y lo peor de todo fue que siempre te creí, me sobraba inocencia y me faltaba malicia. Tanto me acostumbré a tus chantajes emocionales, que hasta perdí el norte de mis pensamientos o mejor dicho de mí misma, incapaz de sobreponerme a tu pérdida y de eso tú bien te aprovechaste —fueron sus últimas palabras antes de pedirle que le devolviese el anillo y la llave del piso.

Incapaz de asumir la derrota permanecía imbuido en su incredulidad, sumergiéndose en el apacible remanso de un cielo protector donde olvidarse de todo lo acontecido.
Sin embargo, a medida que transcurrían los meses con sus noches en blanco y sus días en pena, se percibía a sí mismo todo un extraño, una especie de sonámbulo incapaz de asumir la realidad, de acabar viendo desaparecer tantas esperanzas, como pompas de jabón. Con aquel amargo regusto de la saliva seca entre los dientes, flaqueándole las rodillas y descubriendo en la imagen reflejada en el espejo a un hombre derrotado por la amargura, expresada a través de las arrugas en la comisura de sus labios y de sus ojos, colgándole los pómulos hacia abajo y la mirada inexpresiva.

—Me ha jodido la vida y no quiero que se salga con la suya. Lo dejé todo por ella, aunque nunca asumí que lo hacía porque al fin y al cabo tampoco estaba satisfecho con cuánto me aportaba continuar sobreviviendo de aquella manera y dentro de aquel reducto que tu conoces. Si, necesito sobreponerme al dolor enquistado entre mis venas.

—¿Y qué tienes en tu mente para compersarlo? —escuchó la voz familiar al otro lado del auricular.

—No lo sé, quizás darle celos o algún motivo que la deje fuera de juego —respondió Gustavo a su hermano.

—Se me ocurre que la puedes invitar a la despedida de año y de paso convida también a su último ligue para convencerla. Ya verás como funciona el plan. ¡Hazme caso, nunca me equivoco!

Hacía tiempo que habían roto el contacto, por lo que la conversación al teléfono fue de lo más escueta, aunque quedaron para ese encuentro.

Cuando Vero llegó a la cafetería, el resto de acompañantes la estaban esperando distendidamente. Fueron saludándose con besos de compromiso, para luego pedir al camarero las consumiciones.

—¡Brindemos por el nuevo año! —comenzó Gustavo diciendo al resto del grupo y sin dejar de mirarla con la copa de vino en alto.

A medida que se sumaban las horas, también aumentaba el ritmo de los brindis, hasta convertirse en un incesante carrusel de agotadores disimulos y reproches, de insinuaciones y desprecios, de una oscura puesta en escena que finalmente desembocó en una gran borrachera y el cabreo general reflectado en el rostro de su hermano, quien le pedía ayuda al convidado, más bien cándido «objeto» de ocasión e inconsciencia personificada a la hora de descifrar semejante artimaña. Debían llevarle entre los dos al lavabo para tratar de neutralizar su terrible cogorza. En mitad de lejanas náuseas y vómitos, Vero desapareció del local.

Pasaron meses con algún que otro intento de sorprenderla o mejor provocarla con absurdos motivos de celos, aunque lo cierto era que cada vez la zanja que los separaba iba profundizando el desprecio por ambas partes. Hasta que se produjo un inesperado acontecimiento, con el que Gustavo probó otra nueva estrategia.

—¡Hola, Vero! soy Alonso, tu último flirteo y me he enterado que ha fallecido tu padre, de modo que quería darte el pésame —le expresó en un tono conciliador y cariñoso.

—¡Claro! Gracias por el detalle, pero dime ¿quién te ha avisado?, seguramente Gustavo ¿verdad? Dile que me olvide de una vez por todas y tú, Alonso olvídame también. No es momento de retomar el contacto y procura despabilarte. ¿De acuerdo? —le acabó espetando sin contemplaciones.

De aquella llamada pasaron demasiados acontecimientos en la vida de Vero, para que fácilmente olvidase el nombre y el rostro de su obstinado ex. Conoció a alguien capaz de removerle hasta los cimientos, donde guardaba con sumo cuidado el frágil recipiente de sus sentimientos más íntimos, que tras su anterior experiencia con Gustavo, lo selló con fuertes medidas de seguridad. Su natural amiga «Soledad» tuvo que hacerle un hueco a esta desconocida que sin esperarla ni buscarla, apareció como un prodigio divino, una especie de ángel risueño dispuesto a hacerla, por vez primera, después de tantos desengaños, la mujer más dichosa de la tierra. Lo cual lo logró con creces en escasos días.
Así, nuestra principal protagonista tuvo ocasión de mantener otra nueva relación amorosa fuera de lo convencional, de quien sin pensar en el sexo o algo parecido, había experimentado una atracción arrolladora, que le abría la mente a una diferente forma de entender los sentimientos, dejando a un lado los escrúpulos establecidos según los intereses políticos, religiosos o de cualquier otra índole coercitiva.

Continuará...

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mayo 28, 2019

«Cantar las cuarenta»

mayo 28, 2019 18 Comments

Para quienes aún no me conocéis, me llamo Nerea y soy colaboradora de la revista «Sintiendo en verde», donde tengo una sección dedicada a la ecología y medio ambiente.
Trabajar en favor de la naturaleza ha sido una de mis mejores decisiones en la vida, por eso mis queridos lectores de esta revista estoy muy satisfecha de mis artículos, así como de vuestra calurosa acogida enviándome vuestras sugerencias, consultas y otras cuestiones, que naturalmente suelo responder. Preocuparnos del desarrollo sostenible del planeta es algo fundamental, puesto que vivimos dentro de un ecosistema cuyos recursos naturales están en peligro para las futuras generaciones. Por tanto, debíeramos concienciarnos de tal evidente agotamiento y evitar posibles daños irreparables a los ecosistemas.         
Resulta lamentable comprobar la falta de concienciación en el correcto manejo del reciclaje, pues consumimos infinidad de productos de los cuales desconocemos el curso para la reutilización de los envases. De continuar así, estamos dejando a nuestro paso montañas de basura que ya están contaminando los océanos, mares, tierras, ciudades y con ello creando auténticos vertederos gigantescos.
        
—¿Nerea?, deja un momento aparcado tu artículo de hoy porque tienes que desplazarte a los estudios de Tele Rum, para una entrevista a las 13:30 PM y me ha dicho el jefe que vayas inmediatamente. ¿O.K.? —le confirma su compañero de redacción en actitud un tanto nerviosa y contundente. 
        
—Vale, Hugo, ahora mismo voy para allá. Dile que lo tengo todo controlado.

Ya en los estudios de T.V. es recibida por un ayudante de realización, quien la conduce directamente hasta el plató, donde el equipo de maquillaje y peluquería la esperan impacientes para aplicarle unos polvos que eviten el reflejo de los focos del estudio y mejorar su estética.
        
Entre aplausos del público se va acomodando el presentador y a su lado la joven invitada. Enfrente están varios colaboradores del programa impacientes por lanzarle sus «dardos» envenenados. Nerea permanece impasible con su mejor sonrisa y dispuesta a impedir cualquier abuso o injerencia en su vida personal.
    
—Hoy nos acompaña la asesora de medio ambiente de la revista
«Sintiendo en verde», Nora Grisal y que seguramente ustedes ya conocen, a través de sus fascinantes artículos. Si aún no han tenido esa oportunidad, no se preocupen, porque contamos con su presencia dispuesta a responder a las preguntas de nuestros colaboradores del programa —fueron las palabras del presentador del programa.
        
—Díganos ¿qué tipo de transporte utiliza normalmente para sus desplazamientos? —le pregunta una colaboradora.
        
—Bueno, para serle sincera, siempre utilizo medios públicos o también mi bicicleta cuando voy al trabajo.
        
—No, por favor, no me mienta y responda a mi pregunta, porque tengo entendido que usa su vehículo para ir a su quehacer laboral, además de ir a buscar de vez en cuando a sus hijos al colegio.

—¡Parece que usted sabe de mi vida más que yo incluso! Me sorprende su falta de respeto y poca vergüenza.
        
—¿Compra productos de temporada o prefiere abastecerse de otros que llegan de países lejanos? —le cuestionó un nuevo colaborador.
        
—Me gusta ir al mercado que está en mi barrio y comprar productos de temporada, aunque esto es tarea de mi asistenta.
   
—¡Sigue mintiéndonos! Usted nunca ha pisado un establecimiento de alimentación ni ha visitado un mercado de barrio.
        
—Termino de responderle que esta actividad la suele realizar mi asistenta, de modo que guarde sus preguntas capciosas y no insista en ponerme en evidencia.

—Con eso, nos está diciendo que desconoce el origen de lo que come y que tampoco le da mucha importancia, a pesar de darnos tantas lecciones con sus artículos —aseguró su interlocutor satisfecho al salir victorioso de su primer «asalto» entre las cuerdas del ring.
        
—Bueno, eso lo dice usted, no yo, por supuesto —contestó Nerea bastante molesta, mientras comenzaba a tener algunos síntomas de estrés.

—¿Usa el lavavajillas en lugar de lavar los platos a mano? Y no vuelva a esquivar la respuesta con la excusa de que lo hace su asistenta y usted no sabe nada, porque estoy muy bien informada de que en su domicilio jamás se lava un plato o un vaso, a mano. Lo que implica un gasto excesivo de electricidad que contamina el medio ambiente. Una buena paradoja que nos vuelve a demostrar su incompetencia y desconsideración con sus lectores —le cuestionó otro nuevo entrevistador dispuesto a desmontarle su «parapeto».
        
—No voy a darle el gusto de contestarle, puesto que usted mismo se delata creando argumentos completamente destructivos y dignos para que lo denuncie. Sin embargo, soy educada y comprensiva, respecto a sus artimañas por hacer un «circo», con el fin de divertir a los espectadores, en torno a mi persona, que no se corresponde para nada con el rigor de mi trabajo.
        
—¿Suele separar el plástico, el metal, el vidrio, el papel, y las pilas, en su recipiente correspondiente? —intervino una nueva colaboradora, que más bien daba la impresión de estar «comprada» por el director de la revista anteriormente citada.
        
—Por supuesto, de eso me encargo yo personalmente, ya que dispongo de cubos domésticos preparados para el reciclaje. Suelo también mostrarle a mi marido y a mis hijos como deben hacerlo.
        
—Si tiene jardín, ¿cuál es el tipo de goteo?, ¿ha plantado algún árbol?, ¿es de las que suelen hacer compost? —le escupió en la cara, toda esta serie de preguntas encadenadas, aquella interlocutora tan mordaz que inició la entrevista.

—¿Qué es lo que tanto le fastidia de mí? Porque me da la impresión de que está obsesionada por destruir mi buena reputación. El retintín con el que acaba de formularme sus preguntas, no me parece digno de una colega como usted, muy al contrario, es algo más propio de una cotilla o de una bocazas. Prefiero, por consiguiente, no entrar en dimes y diretes.
        
—Tal y como viene vestida o las preferencias que marcan su indumentaria habitual, no demuestran tampoco su coherencia en cuanto a sus alegatos en favor de la naturaleza, puesto que utiliza ropa de diseño industrial, donde incluso se da la explotación laboral infantil, por no mencionar el enriquecimiento ilegal de estas multinacionales —concluyó otro de los entrevistadores, con el rostro exultante y convencido de que a partir de ese instante, toda la parafernalia en la que se refugiaba la supuesta abanderada del medio ambiente, se había desplomado al suelo, de igual forma que un árbol cae al ceder todas sus partes.
        
Minutos después, los informativos se hacían eco de la entrevista, por lo cual, su despido fue fulminante.


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mayo 20, 2019

Adicta a las redes sociales

mayo 20, 2019 18 Comments
Nuevamente con vosotros, compañeros y seguidores.
Diréis que cómo es posible que tras un corto espacio de tiempo actualice de nuevo este blog, bueno, es sencillo de comprender, lo que en un principio pensé iba a mantenerme demasiado ocupada, como para no poder dedicarle suficiente tiempo a este espacio, no ha resultado ser así. De modo que retomo mi tarea.
Olvidé comentaros anteriormente, que la causa principal de verme obligada a cerrar este blog durante el año pasado fue esencialmente por motivos de salud, ya que permanecí inmovilizada algunos meses a raíz de una operación quirúrgica y algún que otro problema más añadido.
Pido disculpas a quienes se hayan podido sentir molestos al desconocer los motivos de mi ausencia y que ahora al regresar no lo haga con el mismo ánimo de siempre. 
No os distraigo más con mis asuntos personales y os espero con ilusión.
Muchas gracias a todos por ofrecerme vuestra compañía y motivación para continuar adelante con el blog. 
Os dejo con mi nuevo texto, que espero os entretenga y os sugiera algún comentario.
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¡Hola colegas! He tomado una firme decisión, voy a dejar esta red social que me mantiene tantas horas pegada a esta impasible silla del ordenador y sin poder despegar la mirada del cristal de la pantalla.
Ayer fui a la consulta de mi psicóloga y estuve explicándole que me era imposible cerrar mi perfil y olvidarme por completo de esta pesadilla. Ella, como en otras ocasiones, me advirtió del riesgo en el que estaba poniendo mi salud y que me vendría bien alejarme un tiempo, no fuera a recaer de nuevo, si no desconectaba completamente de vosotros. Pero ¡claro! vosotros sois mi refugio, mi compañía, mi alimento vital y no entiendo que una profesional especializada en temas de salud mental, me diga estas cosas... ¡Qué horror! Pero si es lo mejor que me ha pasado en mi vida. No recuerdo tener tantos amigos como ahora.   Además sé que me queréis, porque siempre me apoyáis en mis momentos chungos y ella, esa imbécil, no lo entiende joder... ¡Qué asco! ¡No logrará apartarme de vosotros! ¡Os quiero!... ¡Os quiero tanto!... ¡No me falléis!... Bueno ahora tengo que dejaros para tomarme la medicación, pero dentro de unos minutos estoy aquí otra vez. ¡No os vayáis!

¡Ah! Pero si hace un momento lo tenía muy claro y ahora no lo entiendo. Necesito abandonar de una puñetera vez esas malditas redes sociales o me terminarán matando. Me siento vacía, no tengo a nadie real que me quiera, no conozco personalmente a mis 999 seguidores, ni voy a ir nunca a todos esos países tan lejanos de mi casa. Tampoco me gusta compartir tantas estúpidas fotografías, que me tienen todo el día de acá para allá poniendo caritas y sonrisas de medio lado, para que piensen lo feliz que soy y lo ricos que me quedaron los espaguetis de plástico o el arroz con setas recalentado en el micro... ¡Ah! y no quiero acordarme de cuando me visto de fiesta, me maquillo, me coloco los piercings hasta en el ombligo, los tattoo de quitar y poner y venga a darme chutes para animarme... ¡Joder! ya va siendo hora de cortar por lo sano o los viejos me volverán a ingresar en la clínica.

¡Eh, chicos! Estáis ahí todavía... Bueno, ya sabéis estoy rayada completamente, tenía que compartiros mi confesión antes de coger el cuchillo y desangrarme en la bañera. Espero que esta vez tenga suerte. ¡Os quiero! ¡No me falléis a mi entierro!.

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mayo 10, 2019

Confidencias acerca del proyecto colectivo "Consulta vidente Madame Santal" e invitación para participar

mayo 10, 2019 13 Comments

Queridos compañeros y amigos, esta vez no se trata de una entrada al uso, sino de haceros partícipes de un proyecto colectivo que me estuvo rondando en la cabeza a principios de 2016, cuando por fin lo di a conocer por medio de publicaciones semanales, en el ya desaparecido blog "El poder de las letras" en WordPress, pero no fue hasta el 18 de marzo de ese mismo año, cuando cree mi propio blog con Blogger para formalizar dicha iniciativa, teniendo en cuenta que la persona con la que había acordado ser el representante artístico o "relaciones públicas" (gato Flato), del personaje protagonista (Madame Santal), optó por presentarme su dimisión, lo cual significaba aumentar mi quehacer, no solo como escritora de cada una de las respuestas a las diferentes consultas, sino también administradora del correo de la vidente, manteniendo un contacto más directo con los participantes.
Según mi planteamiento, el papel principal debía ser una vidente, cuya función sería resolver cuantas inquietudes o necesidades podían plantearle posibles clientes, tal y como sucede en cualquier gabinete regentado por un experto en artes adivinatorias y que supuestamente posee capacidades sobrenaturales para adivinar el futuro o descubrir lo desconocido.
La obra se planteaba como un ejercicio literario de género surrealista, desarrollado a modo de comedia, donde destacaría el papel de Madame Santal, que a su vez, recibiría en el marco de un consabido gabinete propio para sus menesteres, a cuantos clientes tuvieran a bien formularle sus consultas, las cuales se materializarían por medio de textos (microrrelatos) creados según la imaginación y estilo de sus respectivos autores, respetando siempre su voluntad a la hora de poner o no de manifiesto su identidad real (nombre y apellidos) de cada escritor de los mismos.          
Lo cierto es que logré una buena acogida, teniendo presente el aumento progresivo del número de blogueros que seguían de cerca todo el proceso artístico del "Consultorio de la vidente Madame Santal", título del blog o de la citada obra teatral completamente disparatada y bastante amena, gracias a los suficientes efectos cómicos dispuestos con cierto ingenio, por parte de cuantos intervinimos en el espectáculo.         
También otro logro fue su duración ininterrumpida durante cerca de ocho meses, que se vió truncado debido a las vacaciones veraniegas, responsables de que al mismo tiempo, las musas obraran de igual forma, con lo que tomé la determinación de cerrar el local.         
 
Tras dicho paréntesis narrativo, he podido reflexionar acerca de la conveniencia o no para retomar dicha tarea o seguir adelante con mis habituales publicaciones en este blog, pues al final mi decisión es volver a dar vida nuevamente a mi personaje de Madame Santal y su consultorio, ya que además de interesarme la Literatura por muchas cuestiones, también siempre me gustó el teatro, incluso todavía guardo  en mi memoria alguna experiencia como integrante de algunos grupos amateurs de mi juventud. Luego a través de mi trabajo docente, tuve ocasión de poder dirigir a mis alumnos en algunas representaciones de fin de curso. Por lo tanto, me atrae  bastante el dar rienda suelta a algo que conozco en cierta medida y que es probable me sirva para no olvidarlo.
Una cualidad fundamental que hace de este proyecto colectivo algo muy sugerente y del que os hago partícipes a quienes os sintais interesados, es su carácter lúdico por excelencia, puesto que el humor está siempre de manifiesto, dando lugar a un clima de distensión absoluta a la hora de escribir, o traducido al lenguaje vulgar: "pasárnoslo pipa o padrísimo", olvidándonos de tantos problemas cotidianos y mejorando nuestra salud con buenas vibraciones.         
Finalmente, compañeros y amigos colaboradores de esta comedia, quiero agradeceros públicamente vuestra participación en esa primera etapa y desde aquí os animo a volver a retomar vuestros personajes u otros nuevos, para una segunda parte ya en marcha, como podéis leer en este link. Hago extensiva dicha invitación a todos los que os apetezca daros la misma oportunidad.         
Suspendo temporalmente este blog literario, pues como os habréis imaginado estaré muy ocupada con el consultorio, donde os seguiré recibiendo y leyendo con atención vuestros futuros comentarios.
 
Disculpar las molestias del traslado y os espero en mi Consulta vidente Madame Santal
¡Saludos y abrazos a todos!
Estrella Amaranto © Todos los derechos reservados