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marzo 09, 2021

La reina del océano

marzo 09, 2021 44 Comments


¡Hola! queridos compañeros y seguidores, os deseo un buen comienzo de semana y resto del mes.
Regreso para compartiros un nuevo microrrelato que participa dentro del reto: ¿Nos hacemos una ucronía? del TINTERO DE ORO, que si os apetece conocer las bases no tenéis más que clicar en las mayúsculas para ir directamente al blog de nuestro querido compañero David Rubio.
Lo más importante es escribir un microrrelato de 250 palabras máximo que conste de un argumento coherente e inspirado en un suceso histórico pero que debe ser modificado, lo que se conoce como ucronía. Es conveniente anotar también el «punto jómbar», es decir, lo qué hubiera pasado si un hecho histórico hubiera sucedido de forma distinta

Muchas gracias por vuestra atenta lectura y amables comentarios.
 


       La tarde del domingo, el brusco descenso de la temperatura obligó a suspender las actividades al aire libre. Sobre las «07:30 pm» los ricos y famosos celebraban una cena de gala organizada por el matrimonio de millonarios Widdener, en honor del capitán Edward John Smith.
       John Jacob Astor IV, la persona más rica del Planeta en ese momento, estaba sentado cerca del capitán Smith, advirtiendo en él un pertinaz nerviosismo y una inusitada avidez que le obligaba a engullir una ingente cantidad de alcohol, algo inaudito, comparándolo con su habitual comportamiento. Llegando a desconfiar de él, ya que cada vez que le dirigía la mirada, Edward trataba de esquivarla.

      —Aquí en mi camarote no nos puede oír nadie, de modo que explíqueme por qué si no acostumbra a beber, esta noche está ebrio.
      —No puedo contárselo.
      —Si no me lo dice, no voy a permitirle abandonar mi camarote. Conoce mis influencias para hacerle desaparecer cuando quiera.
      —Noooo, se lo ruego... Obedezco órdenes para provocar un accidente esta misma noche. Debo aumentar la velocidad y llevar la embarcación hasta una zona rodeada de icebergs. Con mis treinta años de experiencia nadie sospechará de mí, así me lo han asegurado.
      —¿Quiénes?
      —¡Una organización secreta que me tiene amenazado de muerte!

     —Avisaré al jefe de oficiales, Henry Wilde, para retroceder hasta el puerto de Queenstown, en Irlanda. Tómese este somnífero y retírese antes de que le vean merodear por el barco. Yo me ocuparé de todo, no se preocupe que no le denunciaré.

 

 
      Punto Jonbar (en honor a su creador, John Barr)

     La noche del 14 de abril de 1912, horas antes del hundimiento del Titanic, una reducida élite celebraba una fiesta privada en honor del capitán Edward John Smith, para quien este viaje resultaría su última travesía antes de retirarse.
          ¿Qué hacía el capitán socializando con los pasajeros de primera clase en una cena organizada por dos de éstos, en lugar de estar en el puente de mando?, cuando durante la mañana había recibido varios avisos de cruceros encontrados en el camino que alertaban de la alta posibilidad de localizar la presencia de hielo en la trayectoria, como lo hizo el informe del Caronia a primera hora de la mañana, confirmando la presencia de algunos icebergs.
     Es sospechoso que no quisiera cambiar el rumbo dirección sur, ni redujera la velocidad del crucero, haciendo la colisión inevitable y los daños más graves.

 


Estrella Amaranto © Todos los derechos reservados

 

 

 

enero 12, 2021

Un mundo feliz

enero 12, 2021 42 Comments

 

¡Hola! queridos compañeros y seguidores, os deseo un buen comienzo de semana y resto del mes.
De nuevo os comparto este microrrelato que participa dentro de otro nuevo reto del TINTERO DE ORO, que si os apetece conocer las bases no tenéis más que clicar en las mayúsculas para ir directamente al blog de nuestro querido compañero David Rubio.
Lo más importante es escribir un microrrelato de 250 palabras máximo y que esté narrado en primera persona por un personaje ciego de nacimiento.

Muchas gracias por vuestra atenta lectura y amables comentarios.
 
 
 
      Todo empezó a sorprenderme cuando comencé a notar cómo mis hermanos cuchicheaban a mi alrededor, creyendo que no me enteraba de nada, pero intuí que algo raro estaba sucediendo.

        Por otro lado a mamá le daba por hablar de cosas increíbles, como ver la televisión o mirarse en el espejo. La verdad es que continuaba sin entender a qué se estaba refiriendo, porque mi mundo era perfecto y no necesitaba semejantes chismes, ya que no había nada que escapase de mi propia burbuja compuesta de una mezcla de sonidos, sabores; palabras, olores y sensaciones táctiles. Tampoco conocía el motivo que le hacía tartamudear, haciendo pausas largas y dejando que su rostro se cubriera de lágrimas que luego me encargaba de secar con mis manitas.

        Un día, ellos me contaron que tenían superpoderes y que cuando jugaban a detectives lo hacían para descubrir el paradero en donde se escondía mi «vista» y de este modo capturarla y devolvérmela. No pude descifrar su mensaje, pero me conformé con dejarlo pasar hasta que me hiciera mayor.

        En otra ocasión, mamá quiso leerme un cuento, recostando la cabeza en mi pecho para abrazarme con fuerza. Comenzó con estas palabras que aún recuerdo: «Había una vez una niña ciega que dibujaba sonrisas en los rostros de los niños tristes. Por consiguiente, comprobó que podía mitigar las penas de sus amigos y se sintió feliz».

        —Es una niña como yo, mamá.
        —Sí, como tú.
        —Entonces aprenderé a dibujar sonrisas en tu cara.


Estrella Amaranto © Todos los derechos reservados 
 

abril 25, 2020

El cumpleaños de la abuela

abril 25, 2020 36 Comments

Queridos amigos y compañeros:
En esta ocasión os presento una breve historia donde las emociones impregnan mis letras a través de este personaje tan entrañable con el que cualquiera de nosotros podemos empatizar y dejarnos envolver por su encanto tan especial. Estoy convencida de que la huella imborrable que nos han dejado en el alma cualquiera de nuestros abuelos o abuelas (en este caso) también la veréis fácilmente reflejada en mi historia.
Muchas gracias a todos y poco a poco nos vamos leyendo.
¡Ánimo a todos y confiemos que este encierro no acabe coartando nuestras libertades y empeorando la economía de tantas familias empobrecidas!

     Escucho un golpe de viento que cierra la ventana y al mismo tiempo contemplo a mi abuela octogenaria, asomando la cabeza detrás de la cortina, tan desconcertada como yo haciéndome un gesto con la mano, que solo puede significar sorpresa y emoción contenida.
      Me acerco a ella y le doy un abrazo. Entonces, noto algunas lágrimas rodando por sus mejillas. Su cuerpo tan menudo y frágil se arquea con dificultad al mío inundándome de ternura y confianza.
    —¡Felicidades, abuela, hoy es su cumpleaños!
    —¡Gracias, hijo mío, ya no me acordaba!

     Ella, que había sido una mujer independiente y resuelta, le comenzaba a traicionar la memoria, lo que la hacía enfrentarse a su propio miedo a perder la razón. No le importaba olvidar los nombres de los objetos que la rodeaban, pero le fastidiaba la idea de que le desapareciesen los recuerdos que le unían al presente y especialmente a su familia.
     Antes de soplar las velas de la tarta, nos repartió unos sobres para que guardásemos en ellos una foto con la imagen más impactante o la que reflejara un episodio especial de nuestra vida a lo largo del año y después se encargaba de guardarlos en un cajón de la cómoda. Seguidamente, nos pedía que le leyésemos las cartas que le envió su marido desde el frente, cuando todavía eran novios.

    Pasó tiempo y en cada cumpleaños seguíamos cumpliendo la misma rutina. Nosotros le regalábamos el presente inmortalizado en instantáneas y ella nos compensaba con aquella correspondencia del pasado; donde el enamoramiento, la esperanza, lo imprevisible y el miedo hacían que valorásemos como algo sublime, su amor incondicional que había hecho posible nuestra existencia.

     Ahora que ella se ha ido, cada verano, nos volvemos a reunir el mismo día de su cumpleaños, para añadir más sobres con fotos en su cómoda de los recuerdos. Si cerramos los ojos podemos verla sonriendo feliz, abriendo con impaciencia cada sobre.

Estrella Amaranto © Todos los derechos reservados

mayo 20, 2019

Adicta a las redes sociales

mayo 20, 2019 18 Comments
Nuevamente con vosotros, compañeros y seguidores.
Diréis que cómo es posible que tras un corto espacio de tiempo actualice de nuevo este blog, bueno, es sencillo de comprender, lo que en un principio pensé iba a mantenerme demasiado ocupada, como para no poder dedicarle suficiente tiempo a este espacio, no ha resultado ser así. De modo que retomo mi tarea.
Olvidé comentaros anteriormente, que la causa principal de verme obligada a cerrar este blog durante el año pasado fue esencialmente por motivos de salud, ya que permanecí inmovilizada algunos meses a raíz de una operación quirúrgica y algún que otro problema más añadido.
Pido disculpas a quienes se hayan podido sentir molestos al desconocer los motivos de mi ausencia y que ahora al regresar no lo haga con el mismo ánimo de siempre. 
No os distraigo más con mis asuntos personales y os espero con ilusión.
Muchas gracias a todos por ofrecerme vuestra compañía y motivación para continuar adelante con el blog. 
Os dejo con mi nuevo texto, que espero os entretenga y os sugiera algún comentario.
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¡Hola colegas! He tomado una firme decisión, voy a dejar esta red social que me mantiene tantas horas pegada a esta impasible silla del ordenador y sin poder despegar la mirada del cristal de la pantalla.
Ayer fui a la consulta de mi psicóloga y estuve explicándole que me era imposible cerrar mi perfil y olvidarme por completo de esta pesadilla. Ella, como en otras ocasiones, me advirtió del riesgo en el que estaba poniendo mi salud y que me vendría bien alejarme un tiempo, no fuera a recaer de nuevo, si no desconectaba completamente de vosotros. Pero ¡claro! vosotros sois mi refugio, mi compañía, mi alimento vital y no entiendo que una profesional especializada en temas de salud mental, me diga estas cosas... ¡Qué horror! Pero si es lo mejor que me ha pasado en mi vida. No recuerdo tener tantos amigos como ahora.   Además sé que me queréis, porque siempre me apoyáis en mis momentos chungos y ella, esa imbécil, no lo entiende joder... ¡Qué asco! ¡No logrará apartarme de vosotros! ¡Os quiero!... ¡Os quiero tanto!... ¡No me falléis!... Bueno ahora tengo que dejaros para tomarme la medicación, pero dentro de unos minutos estoy aquí otra vez. ¡No os vayáis!

¡Ah! Pero si hace un momento lo tenía muy claro y ahora no lo entiendo. Necesito abandonar de una puñetera vez esas malditas redes sociales o me terminarán matando. Me siento vacía, no tengo a nadie real que me quiera, no conozco personalmente a mis 999 seguidores, ni voy a ir nunca a todos esos países tan lejanos de mi casa. Tampoco me gusta compartir tantas estúpidas fotografías, que me tienen todo el día de acá para allá poniendo caritas y sonrisas de medio lado, para que piensen lo feliz que soy y lo ricos que me quedaron los espaguetis de plástico o el arroz con setas recalentado en el micro... ¡Ah! y no quiero acordarme de cuando me visto de fiesta, me maquillo, me coloco los piercings hasta en el ombligo, los tattoo de quitar y poner y venga a darme chutes para animarme... ¡Joder! ya va siendo hora de cortar por lo sano o los viejos me volverán a ingresar en la clínica.

¡Eh, chicos! Estáis ahí todavía... Bueno, ya sabéis estoy rayada completamente, tenía que compartiros mi confesión antes de coger el cuchillo y desangrarme en la bañera. Espero que esta vez tenga suerte. ¡Os quiero! ¡No me falléis a mi entierro!.

Estrella Amaranto © Todos los derechos reservados

abril 18, 2019

La Hija del Viento

abril 18, 2019 21 Comments
Hola amigos y seguidores, tras un largo periplo de ausencia, retomo este blog compartiendoos esta poética entrada a modo de microrrelato.

Teniendo en cuenta que el tiempo nos limita a la mayoría a la hora de devolver tanto visitas como comentarios y releyendo vuestras opiniones al respecto, finalmente he decidido que si devolveré todas las visitas, además de incluir en vuestros blogs algunas impresiones sobre lo que me comentais, en el caso de que no sean "huellas de compromiso". Por tanto no teneis obligación alguna de comentarme y menos de actuar por simple cortesía. 
Ya sabeis que yo tengo por costumbre leer antes de comentar y si lo hago extenso es porque suelo implicarme totalmente con lo que escribís.

Voy a seros muy sincera, a riesgo de que pueda resultaros una lunática, porque me gustaría dejaros muy claro que por experiencia propia y ajena, sucede que una gran parte de contertulios -no sólo me refiero a mi blog- sin ser muy conscientes de ello -quiero imaginarme- cuando alguien "abre el fuego", el resto tiende a reiterar dicha opinión en mil modos diferentes, lo cual acaba desvirtuando la comprensión del texto y por consiguiente motiva a responder de forma automática, algo que detesto, por tanto, a partir de ahora, no incluiré respuestas a vuestros comentarios en este blog, para que el lector se centre en la lectura del texto.

Muchas gracias a todos y hasta pronto.


- microrrelato inspirado en la ilustración de Ina Hristova  que veis arriba -
                                       
Se agita la campana de su falda al roce de las frágiles margaritas y los tímidos tréboles, cuando se escucha el penetrante silbido del viento que recorre las trincheras de los lánguidos sauces y en ese preciso instante el bostezo de la alondra que cruza la llanura la obliga a girarse.
Ella sabiéndose cautiva de sus sueños, fue trazando líneas rojas en cada esquina del poblado procurando no ser vista por algunos vecinos que la lanzaban exabruptos criticando sus modales libertinos y aquella juguetona costumbre de levantarse la falda al pasar por la puerta de sus amantes.

Más, caprichoso el destino, quiso burlar su suerte y la condujo hasta un estrecho callejón donde una jauría de lobos fue despojándola de su mullida prenda, hasta acabar blandiendo aquel botín por todo el pueblo. Entonces llegó la alondra asediándolos a picotazos hasta arrebatarles su trofeo para devolvérselo a su dueña: "La Hija del Viento".

 
Estrella Amaranto © Todos los derechos reservados

diciembre 05, 2017

Oportunidad

diciembre 05, 2017 56 Comments

Ahora, por fin llegaste, aunque no te esperaba, ni fueras la chica del anuncio. Con la mirada de soslayo voy perfilando tus curvas de arriba abajo. Pocas palabras y algunos gestos bastaron para ese inefable instante

¿Cómo te llamas? —pregunto, para romper el hielo.

—No tengo nombre, ni edad, ni profesión, ni domicilio, ni maleta donde llevar mis pertenencias. ¡Ah! tampoco tengo novio, ni falta que me hace. —me respondes anticipándote al "interrogatorio".

Entonces, te llamaré Oportunidad, si estás de acuerdo. —le digo mirándola fijamente a los ojos, mientras esboza una sonrisa, sin conocer que será la final.

Estrella Amaranto © Todos los derechos reservados
Diploma - Comunidad "Escribiendo que es gerundio"

enero 09, 2017

Fuego para abatir la nostalgia...

enero 09, 2017 45 Comments

Tengo el gusto de presentaros a continuación el microrrelato premiado en el 


Miró distraídamente por la ventana. El paisaje urbano ya empezaba a vestirse de Navidad. Se repetía a si misma que esta sería otra nochebuena como las celebradas después del fallecimiento de sus padres, con la soledad al hombro y la indiferencia en la mirada.
Año tras año las calles repletas de esperanzas servidas en escaparates, cantos de gorriones infantiles y familias al borde de un ataque de nervios caminando en las aceras o sobrepasando los límites de una alegría alquilada para esas fechas.

¿Cuántos años permanecía viviendo en esa ciudad?, más de cincuenta y más de media vida pensó. Según decían "nadie muere del todo mientras perduren sus recuerdos" y así le ocurría a los suyos, guardados no solo en la memoria, sino también en una vieja caja con adornos de taracea, que había recuperado de la casa de sus padres, donde precisamente estaba una fotografía amarillenta con una escena familiar, propia de esas mismas fechas. La miró emocionada mientras se calentaba frente a la chimenea del salón, decidida a poner fin a tantas lágrimas de nostalgia acumuladas en las agujas del tiempo.

Solo transcurrieron unos minutos hasta que los vecinos descubrieran la escena. Las llamas de la chimenea fueron avanzando hasta alcanzar el techo. Cuando los bomberos entraron al domicilio, solo encontraron los restos de un cuerpo calcinado y una fotografía que extrañamente se había salvado del fuego, donde una familia estaba reunida celebrando una fiesta de Navidad.

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mayo 27, 2016

Te escribo para reinventarte

mayo 27, 2016 26 Comments

Concurso de microrrelatos de El Círculo de Escritores "MICROLOVE III"


No fue necesaria la llave, aquella mañana de domingo la puerta cedió con un fuerte chirrido al hacer fuerza con mi hombro. Aquello me animó a traspasar el umbral del desván, que en otra época, según me había contado mi abuelo "el pintor", había sido su lugar habitual de trabajo, pero que nunca quiso permitir, a nadie más que a sus hijos, visitarlo, desde que su mujer decidió separarse definitivamente de su lado e irse a vivir a otra ciudad, muy lejos de aquella donde había nacido y donde también había mantenido una buena relación junto a su marido.
La estancia estaba medio en penumbra, lo que me obligó a subir las persianas y tirar con fuerza de la manilla de las ventanas que permanecían atascadas por el paso del tiempo sin abrirse. El sol inundó toda la estancia lo que me permitió contemplar varios caballetes desvencijados manchados de pintura, así como en las paredes amontonados y cubiertos de sábanas enmohecidas montones de bastidores y lienzos sueltos. Me dí cuenta que en las paredes colgaban algunos cuadros de estilo abstracto y surrealista, hasta que mi mirada se quedó inmóvil en uno que estaba detrás de unas estanterías, apartado del resto. A duras penas conseguí sacarlo de donde estaba, luego lo coloqué en el suelo apoyado contra uno de los caballetes y después le dí la vuelta para extraer un folio amarillento y arrugado que permanecía sujeto al bastidor. Al instante me sobrecogió la curiosidad por lo que no dudé en leerlo, se trataba de un poema dedicado a mi abuelo por una supuesta amante o amiga:

Te escribo para reinventarte,
para recorrer una a una
las huellas que dejaste en mi cintura,
o el diligente deseo
que de noche naufraga
al encuentro perfecto
de caricias simétricas.

En esas noches sin fin y desveladas,
recorto tu silueta enajenada,
bordeando el paisaje del recuerdo, 
como una escultora en ciernes
moldea lentamente con sus manos
la arcilla de nuestros deseos cómplices,
o el barro en el que nos proyectamos.

Sabiendo que el cariño permanece
grabado con caricias en la piel,
borraré mis lágrimas de antaño
que mancharon mis cuartillas de papel
cuando escribía tu nombre 
en las esquinas dobladas del ayer.

Porque quise amar de otra manera, 
porque amar fue la razón de mi quimera,
porque emprendí mil viajes que debí retrasar,
porque complejo es el amor que no sabe esperar,
porque contigo el amor no fue pesar.

Estrella Amaranto © Todos los derechos reservados

marzo 18, 2016

LA LEYENDA DEL UNICORNIO

marzo 18, 2016 48 Comments
UN MICRORRELATO PARA EL CONCURSO DEL 
CÍRCULO DE ESCRITORES "MICROFANTASY III"




El luto se había adueñado de todo el condado tras el fallecimiento del conde Elvinio el Valeroso, que tras duras peleas logró la paz. Casado con su prima Melinda, tuvo tres varones. La condesa entristeció hasta quedarse muda y ciega. Un día, sus tres vástagos partieron en busca de algún remedio que pudiera devolverle la salud a su querida madre.

Después un duro trayecto cabalgando a través de las escarpadas montañas y atravesando los valles del condado arribaron a una pequeña choza donde habitaba una hermosa doncella, que los escuchó desconcertada:

-Está bien, trataré de encontrar a mi fiel escudero para que me transporte hasta el castillo donde habita vuestra madre. Ya podeis regresar tranquilos y decirle a ella que llegaré al atardecer-

La doncella partió subida en su unicornio alado, el cual ignoraba que tenía la misión de salvar a la condesa de su terrible desgracia.

La condesa Melinda subida en la torre más alta del castillo, notó como un rayo caía sobre su cabeza nada más aparecer aquel precioso unicornio y al instante pudo ver como se transformaba en el conde Elvinio el Valeroso que venía raudo a su encuentro.

Estrella Amaranto © Todos los derechos reservados

LA AVARICIA DEL DRAGÓN

marzo 18, 2016 34 Comments
UN MICRORRELATO PARA EL CONCURSO DEL 
CÍRCULO DE ESCRITORES "MICROFANTASY III"


En los sótanos de un convento, vivía un rufián dragón, que en una oscura noche mientras los frailes dormían, escuchó un retintín de cadenas atravesando la arcada que daba al jardín. Inmediatamente salio apresurado y se escondió a una distancia prudente entre los setos y árboles a modo de muralla, entonces vio dos figuras fantasmales encapuchadas deslizándose a escasos palmos del suelo, una llevaba una vela encendida y la otra una pala. Luego observó como uno de ellos abría una profunda zanja ayudándose con la pala, mientras su compañero le iluminaba con la vela, hasta descubrir que extraía un saco bastante pesado -pensó al verlo intentando cargárselo a su encorvada espalda-
Siguiendo aquellas siniestras sombras, llegó a un pozo donde al asomarse advirtió que habían desaparecido y se introdujo en su interior, donde divisó una inmensa sala llena de monedas de oro. Radiante de júbilo se puso a saltar encima de aquella inmensa montaña brillante como un sol. 

-¡Seré el dragón más rico y poderoso! ¡Juntaré tierras, dirigiré ejércitos, me casaré con la doncella más bella y abandonaré mi condición de mendigo y rufián!

Al despuntar el día, aquella torre de monedas se había esfumado y de nuevo aparecieron las figuras de los encapuchados que arrastrándole a una zanja lo sepultaron vivo.

-¡Caíste en la trampa de la avaricia y nada ni nadie te salvará!- exclamaron los monjes que antaño murieron allí ajusticiados.

Estrella Amaranto © Todos los derechos reservados

marzo 04, 2016

EL HECHIZO DE LA BOTELLA

marzo 04, 2016 35 Comments
Concurso  LA  IMAGEN  IMPOSIBLE  I
Propuesta del Círculo de Escritores

Título: EL HECHIZO DE LA BOTELLA

Drifting Away del fotógrafo y artista sueco Erik Johansson

Decidido se levantó con esfuerzo de la cama, cogió su capa de capucha amplia y se aproximó hasta una estantería donde tenía guardados sus útiles de alquimia, ya llevaba tiempo sin usarlos y tras rebuscar un buen rato logró encontrar el libro de hechizos y encantamientos, con aquellas tapas de cuero pardusco y llenas de polvo, que guardó cuidadosamente dentro de su capa. Después reunió algunos instrumentos, como una probeta con un líquido verdoso que no paraba de burbujear, un caldero, su varita mágica, y el sombrero. Mirando varias veces por la ventana tratando de cerciorarse de si algún vecino podía verlo y sin parar de temblarle el pulso, ya que estaba muy nervioso, porque sabía perfectamente las consecuencias de lo que estaba dispuesto a hacer y de que jamás se lo perdonaría, preparó su brebaje en aquel caldero sobre el fuego de la chimenea arrojando el líquido verdoso de la probeta, unas cuantas hierbas, huesos de animales, vísceras y polvos extraños, que fue removiendo lentamente hasta verter lo que quedó depositado en el fondo dentro de otra probeta y después abriendo la ventana para que la luz de las velas y la luna coincidieran en un punto exacto de una especie de altar que tenía en aquella habitación, fue pronunciando un conjuro en un tono incomprensible para el oído humano y arrojando finalmente aquel tubo de cristal alargado al fuego de la chimenea. De inmediato un horrendo hedor ascendió por su conducto que salía al exterior de la casa e iba expandiéndose por los tejados, calles, parques, la iglesia y hasta el faro del pueblo. Lentamente se fue formando una espesa niebla y cuando desapareció, el tamaño de aquel pueblo se había quedado reducido a su milésima parte sin que sus habitantes, también sometidos al mismo sortilegio, pudieran haberse dado cuenta de lo sucedido y sin lograr evitar su designio.

Entonces cogió la botella que llevaba en su capa y saliendo disparado subido a su escoba logró encerrar al pueblo entero dentro del frasco. Después le colocó el corcho y situándose en medio del océano la arrojó a sus aguas.

La vida está hecha de momentos, unos seguros otros inciertos. ¡Qué maravilloso sería que siempre pudiésemos saber lo que va a ocurrir mañana para poner remedio! Sin embargo tenemos que aprender a vivir realmente, a saber abrir ese tapón de la botella que ignoramos y a liberarnos del hechizo de vivir sometidos a la tiranía del "castigo divino".

Estrella Amaranto © Todos los derechos reservados

enero 27, 2016

Nostálgico recuerdo de una infancia

enero 27, 2016 26 Comments


Una fría mañana de invierno, cuando la nieve cubría toda la ciudad repleta de edificios neoclásicos, con aquellas largas avenidas por donde los transeúntes deambulaban presurosos enfundados en sus cálidas ropas de invierno, protegiéndose de la nieve con los paraguas y deteniéndose curiosos frente a los escaparates de las tiendas, una joven motivada por aquellos nostálgicos recuerdos de su infancia, llegó hasta allí, con la seguridad de que después de tanto tiempo imaginándose aquel viaje, aquel tantas veces deseado encuentro, podría devolverla al pasado... Sin embargo fue poner los pies frente a la puerta de aquella vivienda, cuando todo se desvaneció súbitamente. Estaba delante de aquel añejo edificio de cinco plantas situado en una esquina de la gran avenida, su mirada iba recorriendo de abajo hacia arriba cada una de las plantas, cada ventana, cada balcón. De pronto le vino a la memoria la imagen de la portera, que fisgoneaba a través de la cancela siempre abierta y bajaba las basuras a eso de las ocho. Y de Andrea, la dentista franca y llana del primero, que añoraba la juventud perdida y le animaba siempre a aprovechar sus años de lozanía. Y del vecino de arriba que, al perder la vista aún joven, se quitó la vida dejando tras de sí a una familia destrozada. Y de Jorge, el comisario jubilado que fue perdiendo poco a poco la razón y se pasaba las horas esperando en el portal el regreso de entre los muertos de su amada.

No solo la vivienda era otra, la avenida entera había cambiado, la tienda de modas ya no estaba, ni tampoco la ciega que vendía lotería en la esquina y que reclamaba la atención de los viandantes con un "compre, compre, siempre toca", que llegaba hasta el patio de vecinos en los tranquilos atardeceres de verano, como la tienda de chuches, que ahora era un bar y el local que alguna vez cobijó un aparcamiento de coches improvisado, se alquilaba. Ya no quedaba rastro de aquella imagen que se desarrollaba entorno a sí cuando era pequeña y que desde su inocencia infantil, se le antojaba interminable. Su madre no volvería a ponerle su abrigo para llevarla al colegio de la mano, ni escucharía de nuevo, animadamente, los pasos de su padre al llegar a casa de la dura jornada laboral, ya muy entrada la noche.

Entonces le vino a la mente aquella pregunta: ¿De qué hubiera servido entrar al inmueble, llamar a la puerta y recorrer de nuevo cada rincón de aquella casa si el mundo que le daba coherencia ya no existía?

Descendió las escaleras llevándose consigo los restos herrumbrosos de su universo roto.

¿Se te ha pasado alguna vez por la mente, la idea de volver a algún sitio importante de tu niñez?... ¿Has añorado encontrarte con algún rastro de esas sensaciones que viviste en tu infancia?... ¿Qué mensaje te ha llegado al leerlo?... ¿Te gustaría añadir algo más a este microrrelato?...

enero 25, 2016

¿Qué pudo pasarle a mi vecina, Barbie?

enero 25, 2016 2 Comments
De pequeña tuve una vecina que también era mi tocaya y más o menos teníamos la misma edad, era rubia de ojos azules con una larga y lisa melena. Vivía en el segundo piso del edificio a mano derecha, se había ganado a pulso el sobrenombre de Barbie, pues era demasiado coqueta, atrevida para su corta edad y muy preocupada por guardar una escultural figura. Reconozco que cuando cumplió los 15 años, todos los chicos del edificio al cruzarse en las escaleras o en la calle, se volvían para verla.

Tenía una malicia encantadora y un magnetismo especial, que hacía de ella una especie de muñeca deseada incluso por los hombres más adultos, ya que no dejaba a nadie indiferente. Siendo honesta debo decir que la detestaba, me resultaba una mujer adulta en miniatura, no la había visto nunca de pequeña mancharse la ropa, subirse en los toboganes del parque o arrastrarse por la hierba dando volteretas... Ella siempre estaba pendiente de gustarle a otros chicos y muy segura de que su belleza la podía sacar de apuros.



Cuando cumplió los 18 años, sus padres le prepararon una fiesta, a la que también me invitó ella misma en persona, en realidad se trataba de su puesta de largo, al considerarse mayor de edad. Dicha celebración se hacía en el Casino de la ciudad, pues su madre quería ya buscarle pretendientes de familias adineradas, ya que la niña merecía un "buen partido" para el día de mañana. Aquel ambiente me incomodaba absolutamente, de manera que opté por darle una buena excusa que me ayudase a "librarme" de semejante patochada, por no calificarlo de algo despreciable y anodino.

Barbie optó por pedirle a otro chico de su misma edad, que también vivía en el mismo edificio y que era el foco de atención de las chicas que vivíamos por aquella misma zona, que fuese su galán para dicha fiesta. 
Como tenía bastante confianza con Álvaro y justo me lo encontré unos días antes de la celebración, en la hora del recreo,  del instituto en donde ambos estudiábamos, aproveché para preguntarle:

-¿Estarás emocionado con la invitación de Barbie para ser su acompañante?...

-¡Oh, no, no lo creas!. No me agrada mucho la idea, pero como es mi amiga y a mis padres les ha hecho mucha ilusión pues no me ha quedado otro remedio que aceptar. Intenté evadirme en un principio, pero ella insistió tanto, que entre unas cosas y otras, ahora ya no puedo dar marcha atrás.

-Bueno, no te preocupes, seguro que serás la estrella del evento y las chicas no te van a dejar en paz...ja,ja,ja,ja,ja,ja...

-Pero bueno, Marta, ¡cómo eres capaz de decirme esto y encima riéndote de mi!... 

-No te lo tomes a mal, Álvaro, es que me imagino a las chicas cuchicheando a tus espaldas sobre tu cambio de voz, ya empiezas a tenerla grave y te ha salido eso que llaman la "nuez de Adán"...  

-¿Lo ves?... ¡Si ya me imaginaba eso! ¡Todas las chicas con ese mismo tema de conversación!

-No hombre, no te lo tomes tan mal, seguro que no harás el ridículo y todas estarán loquitas esperando una sonrisa por tu parte. ¡Anímate!

-¿Y tú, vas a venir?...

-No, no me apetece en absoluto, bueno te lo digo en confianza, porque le he tenido que poner una excusa para no asistir.

-¿Y eso?.. ¿Por qué no quieres venir?... ¡Te echaré mucho de menos!

-No, no insistas, nunca me han gustado ese tipo de fiestas tan triviales y menos aún que tenga que exhibirme como una vulgar mujerzuela. Bueno ¡me tengo que ir, se me está haciendo tarde!

Efectivamente, Álvaro acabó por asistir pero haciendo el ridículo total. Su rostro plagado de aquellas inoportunas manchas de acné con una incipiente barba, su nerviosismo y timidez, hicieron el resto. Sin embargo, Barbie, que parecía una estrella de cine, trató en todo momento de tranquilizarle, de hacer que lo pasasen bien y durante el baile que pudiera olvidarse de semejante apuro (eso es lo que ella misma me contó algunos días después).



Transcurridos varios meses, empezó a correrse con la pólvora, una noticia que me dejó impactada: "Barbie está embarazada y su familia ha dejado de hablarse con la de Álvaro". 
Luego me enteré que Álvaro había abandonado las clases del instituto, incluso que se había ido con su familia a vivir muy lejos de allí y que nunca más volvería a tener noticias suyas. 
Por otra parte, Barbie dejó de ser la jovencita alegre que yo conocía, también abandonó sus estudios y cuando parecía que iba a tener ya el bebé, dejó la vivienda familiar y se rumoreaba que la policía estaba siguiendo su rastro, mientras sus padres también la buscaban desesperados.

¿Dónde piensas que pudo irse, Barbie?... ¿Acaso le podría haber pasado algo grave?... ¿Qué final darías al relato y qué tipo de mensaje te ha llegado al leerlo?...
Gracias a tod@s por vuestros likes y comentarios.

enero 05, 2016

El delator imprudente

enero 05, 2016 10 Comments

En una ocasión un empleado de una importante empresa, tuvo ocasión de enterarse de ciertas murmuraciones acerca de su jefe vertidas por otros compañeros trabajadores, que pensaron que nunca podrían llegar a oídos del jefe, sin embargo aquellas conversaciones no llegaron a ser escuchadas en su totalidad y con la suficiente claridad sonora, como para que aquel empleado tuviera la osadía necesaria de comentárselo a su jefe. Sin embargo, el empleado decidió contarle al jefe lo que creía había entendido a través de aquellas murmuraciones.

—D. Pascual, tengo que hablar con usted de algo muy grave. He escuchado murmurar acerca de su persona a otros compañeros y debiera estar enterado.

—Un momento... —le interrumpió su jefe-

—¿Ha intentado comprobarlo antes de hablarme?

—¿A qué se refiere con eso, señor?

—A que primero tienes que saber si es verdad.

—No señor, lo oí hablar de lejos a otros compañeros y no lo escuché con claridad.

—Por lo menos acláreme si con su actitud beneficia a alguien al decírmelo.

—Pienso que no es bueno para nadie, sino todo lo contrario.

—Entonces ¡para que se molesta en venir a decírmelo! y además ¿qué necesidad hay de que sepa todo eso que tanto te inquieta?

—Pensé que le vendría bien conocer esos rumores, pero ahora comprendo que no le interesan en absoluto y estoy haciendo el ridículo delante de usted.

—Ahora, ¡haga el favor de salir de aquí y de no volver nunca más! ... ¡Está despedido por chivato (delator) y mal compañero!

Estrella Amaranto © Todos los derechos reservados