Una fría mañana de invierno, cuando la nieve cubría toda la ciudad repleta de edificios neoclásicos, con aquellas largas avenidas por donde los transeúntes deambulaban presurosos enfundados en sus cálidas ropas de invierno, protegiéndose de la nieve con los paraguas y deteniéndose curiosos frente a los escaparates de las tiendas, una joven motivada por aquellos nostálgicos recuerdos de su infancia, llegó hasta allí, con la seguridad de que después de tanto tiempo imaginándose aquel viaje, aquel tantas veces deseado encuentro, podría devolverla al pasado... Sin embargo fue poner los pies frente a la puerta de aquella vivienda, cuando todo se desvaneció súbitamente. Estaba delante de aquel añejo edificio de cinco plantas situado en una esquina de la gran avenida, su mirada iba recorriendo de abajo hacia arriba cada una de las plantas, cada ventana, cada balcón. De pronto le vino a la memoria la imagen de la portera, que fisgoneaba a través de la cancela siempre abierta y bajaba las basuras a eso de las ocho. Y de Andrea, la dentista franca y llana del primero, que añoraba la juventud perdida y le animaba siempre a aprovechar sus años de lozanía. Y del vecino de arriba que, al perder la vista aún joven, se quitó la vida dejando tras de sí a una familia destrozada. Y de Jorge, el comisario jubilado que fue perdiendo poco a poco la razón y se pasaba las horas esperando en el portal el regreso de entre los muertos de su amada.
No solo la vivienda era otra, la avenida entera había cambiado, la tienda de modas ya no estaba, ni tampoco la ciega que vendía lotería en la esquina y que reclamaba la atención de los viandantes con un "compre, compre, siempre toca", que llegaba hasta el patio de vecinos en los tranquilos atardeceres de verano, como la tienda de chuches, que ahora era un bar y el local que alguna vez cobijó un aparcamiento de coches improvisado, se alquilaba. Ya no quedaba rastro de aquella imagen que se desarrollaba entorno a sí cuando era pequeña y que desde su inocencia infantil, se le antojaba interminable. Su madre no volvería a ponerle su abrigo para llevarla al colegio de la mano, ni escucharía de nuevo, animadamente, los pasos de su padre al llegar a casa de la dura jornada laboral, ya muy entrada la noche.
Entonces le vino a la mente aquella pregunta: ¿De qué hubiera servido entrar al inmueble, llamar a la puerta y recorrer de nuevo cada rincón de aquella casa si el mundo que le daba coherencia ya no existía?
Descendió las escaleras llevándose consigo los restos herrumbrosos de su universo roto.
¿Se te ha pasado alguna vez por la mente, la idea de volver a algún sitio importante de tu niñez?... ¿Has añorado encontrarte con algún rastro de esas sensaciones que viviste en tu infancia?... ¿Qué mensaje te ha llegado al leerlo?... ¿Te gustaría añadir algo más a este microrrelato?...
Yo creo que la pregunta sería: ¿a quién NO se le ha pasado por la mente la idea de volver a algún sitio de la niñez? Y pienso que eso lugares debemos visitarlos en nuestro corazón. Gracias por la historia. Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Luy, por intervenir dejándome tu opinión y reformulando de nuevo esa pregunta sobre la idea de volver a algún sitio de nuestra infancia, con esta otra: ¿a quien NO se le ha pasado por la mente la idea de volver a algún sitio de la niñez?. Exactamente la formulé de esa forma para hacerla más próxima al lector e involucrarle en el relato.
ResponderEliminarEncantada de saludarte por primera vez y espero nos sigamos leyendo.
Cordiales saludos
I left what was my hometown in 1970 and for many years I longed to go back, to return to at least a few of those places where I had found comfort or happiness. It seemed strange to me that I could not do that, even in my father's house. The town had changed. The streets had changed. The businesses had changed, and none of them for the better in my opinion. After I had been away for more than 20 years I had a conversation with someone in the town where I was living, about 5 hours away from where I grew up and I told him of my feelings. He gave me a reason for why it was so: Hometown is a state of mind, not an actual place.
ResponderEliminarI visited there again in late December 2015 after I had been gone 45 years. The place seemed tired in some respects, worn thin in others, and overgrown with "big box" stores like Best Buy and Staples. I wondered how those stores remained open with more than a 1/3 of the population between 1970 and 2015 moved away. Were it not for family still there, I would not return. It is too sad.
I've also had this same experience several times in my life and I have felt your same need to meet what, supposedly "lost", but as this person in your city childhood, you found the back after 20 years, I think the same thing: "is a state of mind, not an actual place", we who change, and we see things from a different perspective as we learn to see the life it differently.
EliminarI guess those shops are still open, because these businesses are owned by multinationals that have "eaten" to small businesses and may continue to survive, thanks to the fierce capitalism system that favors them.
Thank you very much for letting me your great comment and have you a happy Wednesday!
Me ha gustado mucho tu microrrelato compi. A mi me ha pasado, alguna que otra vez, por ejemplo volver al barrio donde crecí o visitar el colegio donde fui. Y todo estaba diferente, lo único que me quedó de satisfacción al visitar esos lugares, era los árboles, que antes eran delgaditos y poco vestidos, y ahora son robustos y frondosos. Han crecido conmigo y han vivido junto a mi, mi infancia y mis experiencias. Siempre me quedará ese maravilloso recuerdo en mi mente al cerrar los ojos.
ResponderEliminarGracias por relatarnos tan bien la historia. Un abrazo ;)
¡Qué alegría me das, compi y amiga Rocío por ver asomar tu alegre naricilla por aquí también! ja,ja,ja,ja y además ya veo que la lectura te ha motivado a recordar esas sensaciones, que te llegan mucho mejor al cerrar los ojos.
EliminarComo termino de comentarle a Paula, todo esto ocurre porque es un estado mental y no un lugar físico, somos nosotros quienes vamos poniéndole "ese traje especial" al lugar, porque cambiamos constantemente y lo vamos viendo con otros ojos.
Un placer compartirlo y crear un poco de debate para hacerlo más ameno.
Otro abrazo grande y que pases una tarde noche estupenda!!
Nostálgico relato. Me llegó a la mente una ocasión en que visité a una amiga que resultó que vivía en el departamento de enfrente de donde yo me crecí hasta los 6 años. Fue una sorpresa agradable pero a la vez muy fuerte al notar que nada de lo que recordaba permanecía.
ResponderEliminarEs un gran tema. Me encantó leerte.
Abrazo!!
Cierto, hay mucha nostalgia en este relato. Si te has fijado en lo que vengo comentando a mis anteriores lectoras, este fenómeno que también me comentas, de regresar al lugar y encontrarlo distinto, se comprende al ser conscientes de que se trata de un estado mental, no de un lugar real, ya que somos nosotros quien realmente cambiamos al paso del tiempo (otra ilusión, de la que tampoco somos conscientes, pues el tiempo se mide según la intensidad de la experiencia vivida) y acabamos viéndolo de otra manera.
EliminarTe agradezco mucho tu presencia y que hayas querido participar.
Otro abrazo y feliz miércoles!!
Wow!! Que interesante esto que comentas de la ilusión-tiempo- nosotros... Muy fuerte y a la vez muy rico, me mueve mucho...
EliminarYo encantada de estar por aquí.
Me alegro, Diana, que también te haya despertado el interés con esta reflexión de la ilusión-tiempo-nosotros y de que te gusten esas sensaciones fuertes...ja,ja,ja,ja porque en mis relatos ¡no te van a faltar!
EliminarEncantada de verte de nuevo y de compartir contigo estas líneas.
Estaba de vuelta a mi ciudad la infancia el verano pasado. Todo centro de la ciudad ha cambiado, por la excepción de unos pocos lugares, incluso ellos han sido renovadas y sólo puede ser reconocida por la ubicación y el contorno del edificio. incluso los lugares que han permanecido sin cambios no se sienten lo mismo. La energía del lugar es diferente. Supongo que una mejora es que las personas parecen un poco más amable, entonces lo hicieron cuando yo vivía allí. En la campiña, la complejo turístico donde me alojé, era justo al otro lado del lago desde donde crecí. ¡Fue maravilloso! La energía, el paisaje, los árboles, el lago, y el complejo en sí era muy parecido a como lo recuerdo como un niño. Volveré allí de nuevo el próximo verano. Usted sabe la imagen de mí como la señora de hadas en mi página de perfil, fue tomada en la isla en el lago en el complejo me alojé en. Muchas gracias para compartir querida amiga Consciencia
ResponderEliminarComo muy bien has observado, los cambios siempre empiezan por nosotros mismos, de manera que aunque el lugar permanezca o no igual, solo nuestra actitud al contemplarlo es quien hace que se vea o no de esa forma, porque como ya he comentado a mis anteriores lectoras, y Paula lo ha expresado muy bien, según le dijo ese vecino de su ciudad natal: "es un estado mental y no un lugar físico".
EliminarMe alegro mucho de que la energía de ese lugar tan querido de tu infancia, con todo ese espléndido y maravilloso paisaje, te haya tocado el alma y quieras regresar nuevamente el próximo verano.
No sabía que esa imagen de la señora de las hadas del perfil, llena de magia y color, está tomada de este mismo lugar.
Las gracias también para ti,querida amiga Cindy, por dejarme tu emocionante comentario.
Que tengas una velada y noche de miércoles maravillosa!
Me gusta la escenificación, la descripción del ambiente y de las personas que una vez formaron parte de la vida de la protagonista y ahora ya no están. Denota una delicada nostalgia, no exenta de tristeza pues aquel mundo se ha desvanecido. Es una parte de su vida que se incluye en el pasado. A veces ocurren estas percepciones. Sencillamente, creo que es una manera de pasar página y evolucionar.
ResponderEliminarYo viví en Madrid desde los quince años a los dieciséis (soy valenciana) y aunque he vuelto algunas veces a la ciudad, todavía no he tenido oportunidad de comprobar si aquel mundo de recuerdos construidos en esa etapa de adolescencia seguiría estando presente. Espero que a la próxima me pase por el barrio.
Excelente relato costumbrista. Me encantó
Un beso
Marisa, tengo que decirte que me ha gustado mucho tu comentario, ya que no sólo me hablas de la forma en que está escrito y el motivo que intuyes puede haberlo motivado, sino que luego te adentras en el contenido o el mensaje de fondo del microrrelato y me alegra que todo el conjunto te haya resultado interesante
EliminarMi infancia estuvo relacionada con la casa de mis abuelos donde precisamente nací, situada en la parte norte, es decir no en el norte de España, pero más arriba de Madrid. No viví con ellos, pero si pasaba allí todas las vacaciones y cuando ellos fallecieron, mi familia dejó de ir por allí.
Pude comprobar al paso de un buen número de años, que tuve oportunidad de regresar a ese mismo lugar, cómo ya no quedaba apenas nada de lo que en mi memoria todavía recordaba, pero como ya he comentado antes a mis contertulias, este hecho se debe a que se trata de un estado mental, más que un lugar real. Es curioso de qué manera la mente nos domina a tal punto, como para que construyamos nuestra propia imagen y no la del sitio concreto, por eso es tan importante vaciar nuestro pensamiento y quedarnos en silencio para ser conscientes de este tipo de engaños.
Madrid también ha formado parte de mi vida pasada, como también tu tierra, pues en el fondo siempre he sido una inquieta viajera, que desde hace más de diez años parece que ya he puesto firme mis cimientos en Granada.
Ya me contarás cuando regreses a tu barrio, esas primeras impresiones y ¡ojalá todavía permanezca algún atisbo de lo que recuerdas!
Otro beso igualmente.
Recuerdo que cuando volvía de visita al lugar natal, me daba cuenta de que las casas, parques y demás, los veía más pequeños de como los recordaba de niña.
ResponderEliminarY es verdad, solo era mi percepción la que cambiaba el tamaño en relación a mi crecimiento. Y en la imaginación puede resultar el mismo efecto.
Buen paseo por el recuerdo.
¡Un fuerte abrazo amiga!
¡Qué curiosa sensación me describes, amiga Mila, ver las casas "disminuidas"!, me haces recordar a Alicia en El País de las Maravillas...ja,ja,ja,ja Pero si, ¡claro que puede verse así! porque nuestra mente es una auténtica fábrica de ilusiones y nos muestra una realidad ficticia. Además tú misma lo confirmas al ser consciente de esa percepción asociada a tu crecimiento.
EliminarMe alegro de haberte encontrado y estoy en deuda contigo, ya que me falta todavía disfrutar del final de la historia de Berto.
¡Un abrazo muy fuerte!
Guardamos con afecto los lugares en los que hemos dejado trozos de nuestra vida, esos están en nuestra memoria y nos acompañan. Pero cuando he regresado a recorrerlos me he desilucionado pues ya no son lo que fueron, por eso los mantengo ahí en un cofre que al abrirlo despliega fragancias deliciosas. Buen relato. Cariños
ResponderEliminarEn primer lugar, María, ya que todavía no he visitado tu perfil ni he tenido ocasión de leer tus publicaciones, quiero agradecerte que ese paso lo hayas iniciado tú.
EliminarTodo este fenómeno que también a ti te ha ocurrido como a todos nos pasa, se debe a que es un estado mental y no un lugar real, pues somos nosotros quienes hemos ido cambiando y por eso ya no lo vemos con aquella inocencia de antaño.
Un placer contestarte.
Cariños igualmente para ti.
Un relato estupendo, Consciencia. Realmente los recuerdos del pasado, cuando tienen mucho tiempo, pierden su sentido al contraponerlos a la realidad. Pasa con los lugares y con las personas, que ya no son como en la imagen congelada y a salvo del tiempo que teníamos de ellos. Creo que salvo en contadas occasiones, la decepción es el sentimiento más común...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, está muy bien escrito.
Un beso y feliz miércoles!!
Me encanta, Julia, que hayas captado el mensaje, ese es el mecanismo que obliga a ver las cosas diferentes tras un largo periodo de tiempo, de ahí, que al ser conscientes de nuestro autoengaño, es por lo que la decepción es lo más común.
EliminarMuchas gracias por llegar y dejarme también tu huella.
Otro beso, en este caso de jueves, ayer ya estaba cansada y lo he pospuesto para esta noche.
Hola!!!! Me alegra mucho que me dejares el enlace a este blog porque con mi despiste no lo había visto.
ResponderEliminarMe encanta el relato, y a mí si me ha pasado y creo que fue un error volver a determinados sitios donde nada de lo de antes permanece. Me ha pasado en distintos lugares, pero recientemente fui a caminar por una zona donde me llevaban mis padres a coger moras y hacer picnic y el chasco fue enorme al ver una urbanización, carreteras y coches, sin rastro de los matorrales salpicados de moras ni los prados llenos de flores donde merendábamos. Un besito y precioso micro.
Buenas noches Marigem, qué estupenda visita!!! Me encanta que también te hayas asomado a este rinconcito literario.
EliminarSupuse que tenía que anotarte el link precisamente por tus despistes...ja,ja,ja,ja,ja y ya veo que he acertado.
Este tema desde luego es ideal para un buen debate, ya supongo habrás leído en anteriores comentarios que es algo mucho más mental que real.
Otro besito de buenas noches, dadas ya las horas que son y muchas gracias por comentar.
Gracias por llevarme hasta tu nuevo blog, debo confesar que no me había percatado.
ResponderEliminarMe pareció muy realista el relato, aunque no he sentido ni vivido este tipo de añoranzas o decepciones a muchas personas por alguna razón o por otra les toca remover y visitar antiguos lugares de su infancia para constatar luego que el pasado, es solo eso, pasado y nunca podrán revivirlo igual, cada vivencia tiene su magia y encanto irrepetible según la ilusión que la acompañe.
A veces dejamos puertas abiertas o círculos sin cerrar en una etapa de la vida y al regresar a concluirlos nos encontramos con un ambiente totalmente diferente y distante de lo que fue y no podemos cumplir con ese objetivo, por lo tanto lo dejamos inconcluso y nos vemos en la necesidad de recrearlo en otra vida para poder cerrar ese capitulo.
La narración y descripción bastante explicita y congruente y la reflexión muy atinada y veraz, me ha gustado mucho. De que nos sirve navegar por recuerdos de la memoria si solo existen en nuestra mente, nunca los encontraremos en la realidad.
Gracias Estrella y feliz jueves.
Primero agradecerte, I. Harolina que hayas tenido el detalle de acercarte por aquí para visitar el blog y comentar esta entrada, porque siempre valoro el lúcido criterio de tus opiniones.
EliminarMe ha llamado la atención y estoy muy de acuerdo contigo en esa observación, acerca de cuando dejamos puertas o círculos abiertos y que al regresar a cerrarlos o concluirlos, pero ya todo ha cambiado y no logramos ese objetivo inicial, lo cual permanece como "karma" (así lo traduzco yo) de nuestra siguiente vida.
La reflexión más importante que subyace de dicha historia, es la de ser conscientes siempre de que el tiempo y los recuerdos forman parte de una ilusión de nuestra mente, por consiguiente no son reales.
Las gracias a ti, amiga, por tener la deferencia de poner atención y comentar mi historia.
Un abrazo y ¡feliz inicio de semana!
El recuerdo de una vida pasada, nostálgico pasado. Sobretodo al tratarse de una visión infantil donde todo tiene ese color mágico, el del aprendizaje.
ResponderEliminarEs difícil deshacerse de las emociones que han logrado formarnos, esos recuerdos que forjan nuestro hoy y perdurarán en nuestro mañana.
Yo personalmente hasta los quince años viví en un piso después de allí cambiamos a otro domicilio, pero siempre que tengo sueños sigo en las mismas paredes y no ha cambiado nada... debe ser por el hogar y seguridad vivida.
Muchos besos!!!
Permíteme, que te introduzca en el fondo del mensaje de dicho relato, con el fin de que entiendas mejor la causa de que se queden "congelados" en ese "tiempo" dichos recuerdos, pues todo es debido a la mente, quien diseña un decorado subjetivo y lo adorna con toda clase de sensaciones y emociones, mientras que la realidad es bien distinta y de hecho si preguntásemos a varias personas por ese mismo lugar de otra época, nos darían versiones para todos los gustos y colores.
EliminarPor supuesto, Irene, es muy difícil o imposible, a no ser que pierdas la memoria, deshacerse de esas emociones del pasado.
Es lógico que cuando tienes esos sueños, regreses a ese mismo lugar que tu mente creó, porque el lugar físico no tiene nada que ver con ese estado mental subjetivo e imaginario.
Muchos besos y gracias por comentar.
¡Feliz fin de semana y de San Valentín!